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miércoles, agosto 30, 2006

NAGUIB MAHFUZ

Se nos ha ido otro grande de la literatura universal. Naguib Mahfuz, el egipcio, el poeta, novelista y ensayista que durante décadas mostró al mundo la cara más amable, la más interesante, la más cercana de las sociedades musulmanas. Su muerte, como todas, y aunque sea a edad ya avanzada, duele, pero sin duda servirá para que , al calor del negocio, las editoriales vuelvan a ponernos a mano obras tan maravillosa como HIJOS DE NUESTRO BARRIO, prohibida por cierto en su país y que puede encontrarse en algunas bibliotecas. Pero en todo caso será una oportunidad para acercarse o releer su trilogía de El Cairo, o EL CALLEJÓN DE LOS MILAGROS o MIRAMAR.

No voy aquí a recordar las muchas obras que nos ha dejado. Es fácil echarle un vistazo a su biografía y mañana los periódicos seguro que publicarán reseñas variadas. Lo que si quiero, desde mi posición de lector que ha disfrutado de parte de su obra, agradecérsela, aunque sea de forma póstuma, por acercarnos esa otra cara del mundo árabe. Esa sociedad tan parecida a la nuestra. La de la vida de los barrios, con sus problemas cotidianos, las relaciones entre la gente y el sobrevivir diario que retrata a la perfección. Hay que acercarse a su poesía, que continúa la mejor tradición árabe, pero hay que sumergirse en sus novelas, para percatarnos de que no somos tan diferentes, aunque no sea el mejor momento para decir esto.

La gente en Egipto, como en otros muchos países árabes, tiene muchas de las cualidades de las gentes mediterráneas y también sus defectos. Nos reconoceríamos en muchos de sus personajes. Sus novelas hablan de una normalidad que puede inquietar a los que se empeñen en contemplar a las sociedades musulmanas como nidos de terroristas, o a los que desde dentro de ellas, los islamistas, se empeñan en vigilar esas similitudes e intentan marcar diferencias a base de doctrina.

A Mahfuz no le podían ver los islamistas, y un fanático enfurecido le apuñaló en su querido El Cairo hace unos años. Pero él nunca renunció a sus paseos hasta su cafe de toda la vida y a seguir proclamando, en sus ensayos, que hay otra cara de la sociedad musulmana que merece conocerse. No sé si su particular guerra por el entendimiento se ganará o perderá. Hoy toca decir adios a uno de sus personajes más señalados.

Salud

miércoles, agosto 23, 2006

CUADERNO DE VACACIONES 3.- LECTURAS

Tendidos en la playa y visto lo poco apasionante del personal en derredor, mejor sumergirse en la lectura. Primero abordé la última de Irvine Welsh, Porno, de nombre engañoso, aunque no tanto y que está en la línea de la temática durísima del autor escocés. Se trata de la última entrega del autor de Trainspotting, que sigue teniendo más o menos los mismos protagonistas que esta, y a los que ya recurrió en otras novelas de títulos tan sugerentes como Extasis, Escoria o Cola, y en las que retrata primera juventud, juventud y madurez de una panda de descerebrados o perdedores, como se les quiera llamar, de los barrios bajos de Edimburgo y Glasgow. En Porno las drogas forman parte ya de la vida cotidiana, como el comer, pero los protagonistas andan ahora enzarzados en burlar a la policia, dar pequeños palos y dar rienda suelta a ideas peregrinas como hacerse productores de la millonaria industria del porno. Welsh no hace concesiones en las casi seiscientas páginas de la edición española, en la que describe con toda crudeza la vida cotidiana de unos personajes que intentan chupar lo que pueden desde el extrarradio social. Es dura, desagradable a veces y con poco morbo, por si alguno cree que el título es para un relato porno al uso. Cuesta digerirla en el plácido ambiente de la playa, pero entre cerveza y chapuzón va cayendo.

Para compensar, y casi en paralelo, he leido otra novela mucho más light: Una historia en bicicleta, de Ron McLarty. Todo un fenómeno editorial en Estados Unidos, por causas que desconozco. La novelita se lee de un tirón, plantea el reto de un tipo desconcertado por la muerte de padres y hermana que, con el lastre de un peso que supera los cien kilos, se lanza a un viaje de punto a punta por Estados Unidos que, además de rebajarle kilos, le va a poner en su sitio las cosas. Tiene algún momento hilarante y poco más. Si no se tiene algo mejor a mano, puede leerse.

Pero quizá lo que más me gusta de las vacaciones es la distancia con la que lees los periódicos. Las secciones en las que detienes, las más frívolas, que ahora desplazan casi la atención de los grandes titulares. Y es una lástima, pero desde la playa, o ante una jarra de cerveza en una terraza, todos los follones de este verano los ves con más indiferencia. En mi caso creo que sólo llegaron a impresionarme las fotos que publicaban los periódicos sobre Líbano, y que conseguían expresar la magnitud de la tragedia y lo desaforado de la actuación israelí.

Salud

lunes, agosto 21, 2006

CUADERNO DE VACACIONES 2.-TENDENCIAS

Estaba-estábamos ya instalados en la playa, así ue desde el primer momento había que hacer los propio del lugar. Es decir, bajar a la playa, sentir el calor, a veces quemador, de la arena en los pies, tender las toallas, soltar los bártulos, ponerse la gorra y dar un primer paseo antes de meterse al agua, que para eso queda mucho tiempo.
Ese primer vistazo es fundamental, porque te da una primera idea de qué va este año la playa, aunque esta no es precisamente la más indicada para saber de modas y tendencias. Pero bueno, haciendo un rato de mirón (lo iba a poner en francés para tirarme el moco y que no todo fueran inglesadas, pero se me ha olovidado el palabro) pues vas echando un vistazo al material (que nadie se me ofenda) y te puedes hacer una idea.
Y así tenemos que nórdicos y noreuropeos (por no decir simplemente alemanes) insisten en su look de siempre. Ellas con parte baja de biquini sólo, pechos al airey melena rubia rizada; eso sí o han pasado ya por rayos UVA o llevan la intemerata en la playa. Ellos con banadores marcando, carne de gimnasio, tatuajes cada vez cubriendo más partes del cuerpo y por muy cachas que estén, conteniendo barriga cervecera cuando pueden. El conjunto se completa con uno, dos o tres niños-as rubios , algunos coloraos como congrejos coloraos y por el medio novelas de bolsillo tipo best seller.
Los franceses más comedidos, menos llamativos y dándose un áire que no sé de que van. Los italianos en grupos, elegantes, mirones ellos, guapísimas ellas....Y luego hay cada vez más representantes del Este, aparentemente discretos pero con una extraña mezcla de compras en Lidl, bañadores de marca carísimos y joyería de o con baño de oro....un cuadro.

En cuanto a los aborígenes, sigue mandando el pareo. Los hay largo y cortitos, pero en general les quedan como el culo. A ver si se pasa la fiebre de los mercadillos y volvemos a la sensatez. Siempre que no sea a cambio de esos bañadores de cuerpo entero que cada vez lucen más ellas, y de esos bañadores piel que se empeñan el lucir algunos en absoluta desgracia.

Para el primer vistazo no está mal. Ha llegado el momento de darse un bañito... Ummmm. Está fresquita, pero me ha quitado meses de estrés de encima, así de golpe. Ya puedo tomar posiciones en la toalla, ajustar gafas de sol y empezar alguno de los libros que me he traido.

Salud

martes, agosto 08, 2006

DE VUELTA

Después de varios intentos, frustrados por el empeño fracasado de incluir una foto de la vacaciones que diera mucha envidia, me resigno a publicar txt sin foto por aquello de que de alguna forma hay que empezar. Han estado bien las vacaciones. Sí, han estado bien...Pero, la cruda realidad se impone y debemos regresar al día a día.

Así que aquí estamos, con grandes objetivos preparados para el nuevo curso, que por experiencia sé que no cumpliré, y con algunos proyectos para este blog, que dependerá también del tiempo y ganas que tenga.

Pero seamos serios. En principio la idea es publicar, en varias entregas, un cuaderno de vacaciones que, a la par que me sirva para rememorar algunas situaciones, os provoque algún tipo de reacción: desde la cochina envidia al estupor de saber(no lo habías pensados), que las vuestras fueron mejores. Así que vamos por la primera entrega.

CUADERNO DE VACACIONES-1.-LA LLEGADA

Este año he-hemos decidido hacernos una de playa. Y como estamos cansados de explorar playas supuestamente paradisíacas en ese imposible que es la costa española, apostamos por el sitio en el que hemos pasado unas cuantas vacaciones en los últimos veinte años. Así que bártulos en el coche, y tráfico intenso, ponemos rumbo a Levante, y llegamos al lugar. El primer impacto es bueno: sentir ya en el coche como la humedad te pone la piel a punto. La brisas. El olor a mar que se cuela hasta el tuétano...Lo que primero nos pasma es la fiebre constructora. Hay varios edificios, algunos mastodóndicos, más que el año pasado, hay gruas que anuncian otros y hay trazadas calles, todavía desiertas pero ya con farolas en lo que hasta el años pasado fueron ¡viñas¡.
La ley de costas famosa se nota que se la pasan por el forro no solo los constructores sino los ayuntamientos del color que sea, y en este además parece que están todos conchabaos así que se están poniendo las botas con una torre por aquí y otra por allí. Han abierto además un aparatoso hotel de cuatro estrellas, grandote, lleno de cristales y, encima, en el tope de la horterez, con actuación en directo hasta las tantas, que se cuela por todo el apartamento en el que estamos y eso que no estamos pegados.
Vamos de apartamento porque sale más barato, nos sentímos más cómodos y siempre te puedes preparar un sandwich para salir del paso. Claro que los ingredientes los pagas a precio de oro en el supermercado de abajo que tiene, seguro, los precios más caros que en Tokio.... Pero todo eso se puede oolvidar, aunque sea por un momento, cuando sales a la terraza y tienes ante tí el gran Mediterráneo. Ese azul especial del agua, arrullada por una brisa leve y una cierta calima que desdibuja la costa a lo lejos. Me decía un argentino que tiene un puesto de helados justo debajo que es un hombre muy felíz, porque tiene ante sí uno de los espectáculos más bellos del mundo: el Mediterráneo, que lo disfruta todo el día y que encima le pagan. Aspiro fuerte la brisa y el olor y me siento reconfortado plenamente. Sólo queda deshacer un poco el equipaje plantarse el bañador y ¡zas¡ al agua....Qué gusto...

Salud
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