ÉBOLA Y DOS REFLEXIONES

El ébola ya está aquí. A ver, que nadie se alarme. Que no ha llegado por infección. Ha venido encapsulado en un avión militar y en el cuerpo afectado del misionero Pajares rescatado en Liberia junto a otra religiosa española. Lo cierto es que ya está aquí, en el hospital Carlos III de Madrid y ahora se pondrán todos los medios para intentar controlarlo, salvar al paciente y de paso saber un poco más del mismo.
Ante este hecho se imponen dos reflexiones. La primera tiene que ver con ese traslado, supercostoso pero poco aprovechado y que podría haber servido para traer a España a otras dos misioneras también afectadas, compañeras del español, pero que se han quedado allí a su suerte por carecer de nacionalidad española. Es francamente muy cutre e inhumano que se las deje allí tiradas y dice bastante sobre la tan cacareada solidaridad que, al menos a nivel del gobierno, se aplica selectivamente en función del pasaporte.
La otra tiene que ver con el virus del ébola y la escasa atención que ha venido prestando la comunidad internacional. supongo que porque era cosa de Africa y sus víctimas africanos. Pero este virus no es nuevo. Lleva matando ya desde 1975, y cada año mata a más gentes. En este último brote van casi un millar de muertos y los infectados se cuentan por varios miles más, sin que su número se conozca a ciencia cierta. Afecta a tres países, Guinea, Liberia y Sierra Leona, aunque en los vecinos ya aparecen los primeros casos. Los gobierno están desbordados, el pánico atenaza a la gente y provoca huidas de sanitarios. ¿Que hace la comunidad internacional?. Nada. Es más estamos prestando más atención a los dos casos de estadounidenses y el español que a la inmensa tragedia que sucede allí. ¿Para qué sirve la Organización Mundial de la Salud, ese gigantesco organismo burocrático lleno de funcionarios bien pagados, si es incapaz de acelerar la investigación y poner en marcha una operación masiva para atender a los afectados y proveer de medicinas y medios a los países afectados?. ¿Y que hace la ONU?.
En fin, a nadie se le escapan los calificativos ante esta inoperancia intolerable, que se suma a la de otras muchas crisis sanitarias y humanitarias.  Lo que sí queda bien claro es que las cosas serían bien distintas si esa epidemia hubiera surgido en otro continente y en países más desarrollados. Puro racismo criminal.

SALUD