MATUTE, QUE NO LA INFANTA

¡Vaya día!. Todo patas arriba por la decisión del juez Castro de mantener el procesamiento de la infanta Cristina, su marido y otros trece más. Por ponerse las botas con dinero público y ademas burlarse de Hacienda, o sea de todos. Y no es que la noticia nos pille por sorpresa. Por los datos que tenemos se sabía que el procesamiento estaba servido, pero siempre cabe la duda de si las maniobras para librarla se adelantarán o esperarán un momento procesal más avanzado. Porque no hay duda de que de esta se librará; ella, la infanta. Y hay que reconocer que tiene morbo  ver como se las van a arreglar para salvarle el culo: hasta donde van a retorcer la ley, van a legislar con carácter retroactivo o tendrán que recurrir a la magnanimidad real e incluirla en el paquete de una amnistía generosa y más amplia.  En todo caso, que la corrupción haya llegado tan alto, que incluso haya arrastrado a los que han venido a este mundo con más que un pan bajo el brazo, da una idea estremecedora de la podredumbre de una arquitectura política e institucional dificilmente sostenible durante mucho más tiempo.

Si la mañana venía entretenida ahí llegaba la otra. Magdalena Alvarez, la ex de Fomento, vicepresidenta hasta hoy mismo del Banco Europeo de Inversiones. Finalmente ha dimitido. Y lo ha hecho con un argumento de lo más tonto: el acoso al que la sometía el gobierno. A ver Magdalena, que ya sabemos que de este gobierno se puede esperar cualquier cosa, incluso que te acosen. Pero verás, el asunto no es ese; es que esa dimisión debió producirse mucho antes: por ejemplo el día que la juez Alaya decidió imputarte en el caso de los Ere. Eres pieza de caza mayor en ese sumario y, aunque no se sabe como acabará toda esa instrucción, lo suyo es que te hubieras ido en el momento en que te imputaron. Pero no. En este país falta mucha ética y sobra mucha cara y mucha soberbia.

Y, en medio de toda esta farsa repugnante, casi nos olvidamos de lo realmente importante: de una enorme pérdida para nuestra literatura y nuestro sentido común. Ha muerto Ana María Matute. Grande de las letras españolas. Premio Cervantes. Autora, entre otros, del magnifico "Olvidado Rey Gudú". Se ha ido en silencio, seguramente perpleja, como muchos, ante la deriva autodestructiva del país. En otro lugar hoy sería día de duelo nacional. Aquí no queremos a nuestros intelectuales.  Y así nos va. Nos ha dejado una mujer serena, que se decía de izquierdas porque aspiraba a la libertad y la justicia. Ella, como muchos, solo quería que no la engañaran. Porque como dijo:"ingenua, inocente, soy, pero tonta, no".
Pues eso. Gracia AMM.