LOS IMMORTALES TRS

Bien. Ya sé que la utilización de "inmortales" está un tanto manida, pero a estas alturas de la vida pretender ser original va a ser poco menos que imposible. En todo caso, y haciendo una pausa en los avatares que nos sacuden cada día en este suelo patrio nuestro, me permito dedicarles esta entrega a mis queridos The Rolling Stones. Fui uno de los privilegiados que estuvo en el famoso concierto de 1982 en el estadio Vicente Calderón, que para mi sigue siendo el mejor al que asistí en mi vida, y anoche fui otra vez un privilegiados, uno de esos más de cincuenta mil espectadores que disfrutaron más de dos horas en el Santiago Bernabéu de Madrid.

Desde el inicial Jumpin Jack Flash al siempre esperado Satisfaction con el que cerraron la actuación, desgranaron casi lo mejor de su repertorio: Start me up, Brown Sugar, Honky tonk Woman, Sympathy for the devil.... Bien es cierto que todos, o casi todos de los que estábamos allí formábamos un público entregado de antemano. Así que no fuimos exigentes y nos entregamos sin más a la fiesta, que es lo que fue. Una fiesta muy personal para muchos de los que estábamos allí y que les tenemos en nuestras vidas desde hace muchos años, y todo un descubrimiento para la parte más joven del público, que alucinaba viendo a esos septuagenarios incombustibles dándolo todo en el escenario, como hicieron siempre.

Una inmersión profundamente nostálgica, en la que no importó que Mick Jagger no pudiera subir la voz en Angie, o a Keith Richard le costara mucho agacharse y volver a levantarse. Pero el primero se movió con la misma soltura de siempre, Richard hasta cantó dos canciones con relativo éxito, Ron Wood estuvo tan virtuoso y entregado como siempre, y Charlie Watts sigue teniendo una sorprendente energía. Se les veía cómodos y sueltos y a nosotros muy contentos. Y lo disfrutamos. Fue una fiesta. Que no es poco con lo que está cayendo. En todo caso, y dejando aparte el pastón que no sacaron, gracias una vez más a The Rolling Stones. Y por siempre.