DE VUELTA
Después de varios intentos, frustrados por el empeño fracasado de incluir una foto de la vacaciones que diera mucha envidia, me resigno a publicar txt sin foto por aquello de que de alguna forma hay que empezar. Han estado bien las vacaciones. Sí, han estado bien...Pero, la cruda realidad se impone y debemos regresar al día a día.
Así que aquí estamos, con grandes objetivos preparados para el nuevo curso, que por experiencia sé que no cumpliré, y con algunos proyectos para este blog, que dependerá también del tiempo y ganas que tenga.
Pero seamos serios. En principio la idea es publicar, en varias entregas, un cuaderno de vacaciones que, a la par que me sirva para rememorar algunas situaciones, os provoque algún tipo de reacción: desde la cochina envidia al estupor de saber(no lo habías pensados), que las vuestras fueron mejores. Así que vamos por la primera entrega.
CUADERNO DE VACACIONES-1.-LA LLEGADA
Este año he-hemos decidido hacernos una de playa. Y como estamos cansados de explorar playas supuestamente paradisíacas en ese imposible que es la costa española, apostamos por el sitio en el que hemos pasado unas cuantas vacaciones en los últimos veinte años. Así que bártulos en el coche, y tráfico intenso, ponemos rumbo a Levante, y llegamos al lugar. El primer impacto es bueno: sentir ya en el coche como la humedad te pone la piel a punto. La brisas. El olor a mar que se cuela hasta el tuétano...Lo que primero nos pasma es la fiebre constructora. Hay varios edificios, algunos mastodóndicos, más que el año pasado, hay gruas que anuncian otros y hay trazadas calles, todavía desiertas pero ya con farolas en lo que hasta el años pasado fueron ¡viñas¡.
La ley de costas famosa se nota que se la pasan por el forro no solo los constructores sino los ayuntamientos del color que sea, y en este además parece que están todos conchabaos así que se están poniendo las botas con una torre por aquí y otra por allí. Han abierto además un aparatoso hotel de cuatro estrellas, grandote, lleno de cristales y, encima, en el tope de la horterez, con actuación en directo hasta las tantas, que se cuela por todo el apartamento en el que estamos y eso que no estamos pegados.
Vamos de apartamento porque sale más barato, nos sentímos más cómodos y siempre te puedes preparar un sandwich para salir del paso. Claro que los ingredientes los pagas a precio de oro en el supermercado de abajo que tiene, seguro, los precios más caros que en Tokio.... Pero todo eso se puede oolvidar, aunque sea por un momento, cuando sales a la terraza y tienes ante tí el gran Mediterráneo. Ese azul especial del agua, arrullada por una brisa leve y una cierta calima que desdibuja la costa a lo lejos. Me decía un argentino que tiene un puesto de helados justo debajo que es un hombre muy felíz, porque tiene ante sí uno de los espectáculos más bellos del mundo: el Mediterráneo, que lo disfruta todo el día y que encima le pagan. Aspiro fuerte la brisa y el olor y me siento reconfortado plenamente. Sólo queda deshacer un poco el equipaje plantarse el bañador y ¡zas¡ al agua....Qué gusto...
Salud
Así que aquí estamos, con grandes objetivos preparados para el nuevo curso, que por experiencia sé que no cumpliré, y con algunos proyectos para este blog, que dependerá también del tiempo y ganas que tenga.
Pero seamos serios. En principio la idea es publicar, en varias entregas, un cuaderno de vacaciones que, a la par que me sirva para rememorar algunas situaciones, os provoque algún tipo de reacción: desde la cochina envidia al estupor de saber(no lo habías pensados), que las vuestras fueron mejores. Así que vamos por la primera entrega.
CUADERNO DE VACACIONES-1.-LA LLEGADA
Este año he-hemos decidido hacernos una de playa. Y como estamos cansados de explorar playas supuestamente paradisíacas en ese imposible que es la costa española, apostamos por el sitio en el que hemos pasado unas cuantas vacaciones en los últimos veinte años. Así que bártulos en el coche, y tráfico intenso, ponemos rumbo a Levante, y llegamos al lugar. El primer impacto es bueno: sentir ya en el coche como la humedad te pone la piel a punto. La brisas. El olor a mar que se cuela hasta el tuétano...Lo que primero nos pasma es la fiebre constructora. Hay varios edificios, algunos mastodóndicos, más que el año pasado, hay gruas que anuncian otros y hay trazadas calles, todavía desiertas pero ya con farolas en lo que hasta el años pasado fueron ¡viñas¡.
La ley de costas famosa se nota que se la pasan por el forro no solo los constructores sino los ayuntamientos del color que sea, y en este además parece que están todos conchabaos así que se están poniendo las botas con una torre por aquí y otra por allí. Han abierto además un aparatoso hotel de cuatro estrellas, grandote, lleno de cristales y, encima, en el tope de la horterez, con actuación en directo hasta las tantas, que se cuela por todo el apartamento en el que estamos y eso que no estamos pegados.
Vamos de apartamento porque sale más barato, nos sentímos más cómodos y siempre te puedes preparar un sandwich para salir del paso. Claro que los ingredientes los pagas a precio de oro en el supermercado de abajo que tiene, seguro, los precios más caros que en Tokio.... Pero todo eso se puede oolvidar, aunque sea por un momento, cuando sales a la terraza y tienes ante tí el gran Mediterráneo. Ese azul especial del agua, arrullada por una brisa leve y una cierta calima que desdibuja la costa a lo lejos. Me decía un argentino que tiene un puesto de helados justo debajo que es un hombre muy felíz, porque tiene ante sí uno de los espectáculos más bellos del mundo: el Mediterráneo, que lo disfruta todo el día y que encima le pagan. Aspiro fuerte la brisa y el olor y me siento reconfortado plenamente. Sólo queda deshacer un poco el equipaje plantarse el bañador y ¡zas¡ al agua....Qué gusto...
Salud
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home