AFGANISTÁN

No puedo resistir volver a este blog mientras escucho la comparecencia del minijtro Bono en el Congreso, para explicar todo lo acontecido en torno al accidente o ataque sufrido por el helicóptero español en Afganistán, con 17 muertos.

Uno escucha a Bono, una explicación prolija y detallada hasta la extenuación, y no duda de que se lo ha currao. Pero luego empiezan a dar sus razones los portavoces de los grupos minoritarios ( que son los más interesantes, todo hay que decirlo), y a uno las verdades del barquero gubernamentales le parecen menos verdades. Y no porque pongan en duda la veracidad de las circunstancias en que se produjo el siniestro, sino porque nos lleva a replantearnos que leches hacemos en Afganistán.

Si no perdemos la perspectiva e intentamos situar a España en el mundo, nos damos cuenta no sólo de que no pintamos nada, sino que bailamos a la comba de unos y otros. Militarmente no somos ni una potencia media; económicamente, sobrevivimos. ¿Qué leches estamos haciendo en Afganistán, derrocando vidas y medios que bien podían estar aquí luchando por ejemplo contra los incendios?.

Lo que hacen las fuerzas internacionales en Afganistán, y entre ellas las nuestras, tenga las bendiciones que tenga, no es más que una mera labora de ocupación, y, sin ser demasiado cínicos, al servicio de los intereses de Washington.Me temo que los supuestos objetivos de defensa de los derechos humanos, de la democracia y libertad de los afganos ( o era de los USA?) no son más que cuentos a la vista de la situación del país, tras unos cuantos años de ocupación. Y es que después de tanto esfuerzo militar parece mentira que Afganistán vuelva a ser la madre de todos los productores de opio y heroina, que el país continue en guerra, que no pillen a Bin Laden, que se disfrace de gobierno democrático a un grupo de amiguetes designados por Wasgington con un ex-agente de la Cía, Karzai, como presidente de un país en el que no cree porque no renuncia a su doble nacionalidad norteamericana.

¿Qué leches hacemos allí?. A lo mejor se trata de buscar justificaciones para mantener unas fuerzas armadas que no sabemos si queremos. A lo peor se trata de hacerle la pelota a Bush para que reciba a nuestro ZP en su rancho o por lo menos en la Casa Blanca.

Quizá va siendo hora que nos planteemos la vuelta a casa, por razones tan simples e importantes como preservar la vida de nuestros soldados, ahorrarnos una pasta, y dejar de bailar al son que marca Washington porque, decididamente, sus intereses no son los nuestros.

Salud.