EL REGRESO

Pocas cosas asociamos tan rápidamente con el mes de Septiembre como el regreso. Se acabaron las vacaciones y, unos más tarde que otros, todos recuperamos las rutinas anteriores, aunque lleguemos cargados de nuevos propósitos (que seguramente no cumpliremos). Es la ceremonia tradicional y que mejor excusa que ese regreso para recuperar el blog, tan abandonado últimamente.

Y

en este regreso uno no puede obviar la realidad en la que estamos, económicamente mucho peor que antes del verano, y políticamente en un impasse a la espera de las elecciones de Noviembre con las que sueñan sobre todo los del PP, impacientes, más que nunca por hacerse de nuevo con el palacio de la Moncloa. El problema es que, a estas alturas, seguimos sin saber casi nada de sus planes y lo que sus baronesas más destacadas, doña Espe y doña Cospedal, se traen entre manos, los dichosos recortes, asusta.

Pero ya habrá tiempo para ocu

parse de los males patrios, que

el mundo no está mucho mejor. Dejando también para otra ocasión la desastrosa situación económica mundial, o los males endémicos de Somalia, Haití o Palestina, hoy quiero fijarme en otro retorno, el anunciado de Vladímir Putin a la presidencia rusa. La verdad es que no ha cogido a nadie por sorpresa, ya se sabía del pasteleo que supuso la renuncia de Putin a un tercer mandato, por exigencia constitucional, y el acuerdo que llegó con su amigo del alma, Medvédev, para repartirse los dos principales cargos del poder ruso. Uno, tirando de ingenuidad, concebía la esperanza que durante estos cuatro años pasara algo que rompiera proyecto tan acabad

o. Pero nada, cuando los rusos se ponen a encauzar, no les gana nadie.

Las cosas le están saliendo a la perfección, sin disidencias importantes, salvo la de otro amigo de Vladímir, Kudrin, actual responsable de Economía que al parecer quería ser el nuevo primer ministro, ambición que tiene el hombre, pero que seguramente se conformará con algún cargo de solera, y bien pagado, cuando las cosas se recompongan.

Y es que en Rusia, en la práctica, existe un régimen de partido único, Rusia Unida, creador a mayor gloria de Putin, que permite a los comunistas y algún que otro grupúsculo una cierta presencia en el parlamento, pero solo como figurantes.

Así que el congreso del partido este fin de semana ha despejado dudas y vuelve a reponer en la presidencia rusa a Vladímir Putin, mediante elecciones en Marzo, y colocará como primer ministro a Medvéded. Un cambio

de papeles más que previsto y que confirma que el que tenía, tiene y tendrá la sartén por el mango en Rusia es Putin.

¿Por qué se lo consienten los rusos?. Pues porque las cosas no van mal. Sobre todo las económicas, con un crecimiento, en estos tiempos de más del tres por ciento y una deuda millonaria si, más de cien mil millones de euros, pero respaldada por los ingentes recursos naturales del país. Y eso a los rusos les pone. Sobre todo después del desastre de los años noventa con Boris Yeltsin. Las cosas marchan y el tema de las libertades no ocupa precisamente un lugar importante entre las preocupaciones de los rusos, a los que parece encantardes el liderazgo fuerte que encarna Putin, que sin disimulos y con la complacencia casi general aplasta disidencias con los viejos métodos soviéticos. Así que tal y como están las cosas habrá Putin para rato.