¿QUIÉN GANÓ?
Salvo el diario Público, casi todos los grandes diarios nacionales dan hoy por ganador a Mariano Rajoy y alguno, ya lanzado titula "Rajoy presidente", estos de La Razón que como siempre desbordan, por la derecha.
No tuvo yo anoche esa impresión. Y no porque Rubalcaba estuviera deslumbrante, porque más que nada las miradas estaban puestas en Rajoy, a quien las encuestas dan indiscutible ganador el próximo 20-N.
Rubalcaba abusó de un planteamiento excesivamente agresivo, lanzando preguntas sobre el supuesto programa oculto del PP, que por momentos desconcertaron a Rajoy y le colocaron contra las cuerdas. Pero Rubalcaba apareció anoche tocado por la debilidad de la herencia recibida, sobre todo esos cinco millones de parados difícilmente justificables, y se lanzó al ataque desgranando pocas, aunque algunas muy buenas, de las medidas que piensa poner en marcha si llega a la Moncloa. Pero la imagen que dió fue la de un atacante a la desesperada, con una voz a veces desfallecida y un tanto inseguro a la hora de justificar lo hecho para atajar la crisis económica, que tan graves perjuicios ha traído al pais.
Por su parte Rajoy tenía pinta, desde el primer minuto, de estar y no estar, de dejar que el tiempo transcurriera para que pasara cuanto antes y, a poder ser, no meter la pata, porque ya dicen que lo tiene todo ganado. Pero su papel ha sido muy pobre. Se ha limitado a leer sus propuestas ya conocidas, recurriendo todo el tiempo a sus notas, no contestó a las preguntas insistentes de Rubalcaba sobre recortes en los subsidios de paro, convenios, sanidad, educación...Casi todo el tiempo se mantuvo fiel a su línea, aunque por momentos se le vió acorralado y se defendió calificando las palabras de Rubalcaba de insidias.
Creo que el debate, frente a lo que dicen los diarios, lo ganó Rubalcaba. Pero es una victoria poco clarificadora, porque salimos como estábamos. Pocas novedades, la misma cantinela de siempre y un temor claro: si como auguran las encuestas Rajoy llega a Moncloa, y eso parece que no hay quien lo pare, apañados estamos. Ni tiene carisma, su liderazgo está más que oculto, se le ve dubitativo y , sin papeles, perdido, y no parece el tipo adecuado para conducir el país en estos tiempos cada vez más difíciles. Pero es lo que hay.
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