EL DEBATE

Voy a verlo. Faltaría mas. Y no porque espere un gran espectáculo. Con el corsé que tienen este tipo de montajes seguramente habrá más sopor que otra cosa. Pero dicen que esta noche Rubalcaba, el candidato socialista, se jugará su último cartucho. Pues ya puede apuntar bien porque lo tiene más que crudo. El morbo, más que en lo que pueda decir Rubalcaba, está en ver si Rajoy mantiene la compostura. Y es que el hombre ha apostado en las últimas semanas por una imagen sosegada, tranquila, que no se si es la mejor para los tiempos que corren pero que puede hacer picar a algunos, sobre todo si se le compara con algunos de los portavoces de su partido cada vez más tirados al monte.

Con formas demasiado rígidas lo de debate es un término que no cuadra par definir lo que ocurrirá esta noche. Serán, probablemente, y ójala me equivoque, una serie de monólogos cronometrados, moderados por Campo Vidal, ese hombre cada vez parece más triste, y en el que el único interés estará en ver si alguno pierde los nervios o entra a las provocaciones del otro.

Después de hoy la campaña entrará previsiblemente en una rutina insoportable hasta el dichoso 20-N, donde los resultados parece que ya están cantados. No parece que haya el mas mínimo resquicio, ni siquiera para esos soñadores redomados que esperan que Rajoy muerda el polvo.

En fin, a quemar las últimas tracas que luego llegará la realidad y habrá que conservar fuerzas para que no nos aplaste. Y, esos sí, esta noche a ver el debate.