SIN REMEDIO

En este mundo globalizado que nos toca vivir hay dos noticias esta mañana que llaman la atención, una protagonizada por una multinacional y otra por empresarios aborígenes, oséase españoles.

La multinacional Nissan ha logrado vender su burra. Con amenaza de llevarse la producción a otro lado ha "obligado", eso sí mediante democrático referendum, a los trabajadores a congelarse el sueldo, aceptar subidas mínimas para los próximos tres años y trabajar más rápido y más horas (le salen gratis a la empresa). Y todos tan contentos. Claro, se trataba de SALVAR, decían, tres mil puestos de trabajo directos en la factoría de Barcelona y más de diez mil indirectos, y contra ese supuesto es difícil argumentar. La multinacional ha sido buena y tras esa rebaja salarial y de derechos de los trabajadores dice ahora que fabricará su nuevo producto en Barcelona. Probablemente lo hubiera hecho igual, pero la jugada le ha salido redonda. Lo que no está claro es si esta estrategia chantajista utilizada por los nipones ha sido puntual o se extenderá como la pólvora y en los próximos meses asistiremos a la firma de convenios que recorten cada vez más los derechos salariales, laborales y sociales de los trabajadores en un país como este donde no sobran precisamente los escrúpulos.

Por otra parte, y descendiendo ya a lo local, y a ese espíritu combativo que tanto nos caracteriza y que nos lleva a revolvernos contra las leyes, un grupo de empresarios insumisos contra la ley antitabaco ha decidido coordinar esfuerzos, recoger firmas contra la ley, apagar máquinas de tabaco y, los más atrevidos, hacer caso omiso de los expedientes que les abren por permitir fumar, convencidos de que al recurrir a la vía judicial pueden paralizarlos durante al menos dos años y para entonces este gobierno será historia, y con el que viene, suponen, todo volverá a su cauce. Más allá de esa retorcida vía lo que mas me ha llamado la atención es la medida de la que se ufanan muchos de ellos a la hora de burlar la ley. Es algo tan simple como permitir fumar fuera de los horarios de trabajo de los inspectores. Es decir, permiten el huma entre las seis y las nueve de la mañana y a partir de las seis de la tarde, cuando se supone que la vigilancia termina.....

Qué cutre todo.