EL NACIMIENTO DE UN LIDER NACIONALIEGU

Bonita manera de empezar el año. Dentro de los propósitos de enmienda estaba el retomar este blog, tan abandonado él, para seguir dando cuenta de mi particular visión del mundo mundial, y pensaba hacerlo a lo grande, con algún asunto en el que sentar cátedra (con minúscula, por dios). Digo que era un propósito, pero en esto se me cruza Alvarez Cascos, empeñado él en ser asturiano y además querer demostrarlo. Ya le dediqué un post en su día contra su intento de presentarse como candidato del PP a la presidente del Principado. Me temía entonces lo peor, que impondría su voluntad y sería el candidato con el aval de la calle Génova, y aunque fuera ignorando a la dirección pepera asturiana. Pero héteme aquí que en un arranque de..., me atasco no sé como calificarlo, Rajoy y su equipo, quizá viendo lo que se les venía encima, entierran sus esperanzas, dan la razón a la dirección regional y pasan olímpicamente del otrora secretario general, vicepresidente del gobierno, ministro de Fomento y ostentador de no sé cuantas prebendas más.

La rabieta ha sido de escándalo. Nadie, ¿seguro?, esperaba que se lo tomara así, pero Paco es mucho Paco y no iba a dejar pasar sin mas ese feo. Así que ni corto ni perezoso y armando todo el ruido posible, para eso eligió un día, el uno de Enero, en que aparte de unas inundaciones en Australia y la resaca del Año Nuevo poco había que contar, anunció su baja en el PP y echó pestes de Rajoy y cía, al tiempo que insinuaba su disposición a presentarse si la mareona le seguía apoyando.

Bueno, más allá de las broncas peperas y del impacto que la creación de un nuevo partido, casi ultimado, pueda tener en las próximas elecciones en el Principado lo que a mí mas me llamó la atención en el discurso asturianista que utilizó. Cascos, un hombre de recursos, entre los que el populismo es su fuerte, se envolvió en la bandera asturiana, se reclamó líder en una lucha para recuperar el orgullo de ese pequeño país del norte y utilizó un tono y una convicción que para sí quisieran muchos nacionaliegos astures. Me quedé de piedra, porque este hombre, bien conocido por sus resabios postfranquistas, un tipo de derechas de toda la vida, que en su día seguramente lució polo con la banda rojigualda, se presenta ahora como abanderado de una lucha nacional para lograr, por ahora, que Asturias sea escuchada en Madrid.

Digo yo que ese cambio de discurso, más allá del oportunismo que mandaba la ocasión, le debe haber cortacircuitado más de una neurona y está por ver los daños que le ocasionará. Pero en fin, lo de volverse nacionalista de un día para otro y más por un deseo de venganza contra sus ex no sé que futuro puede tener. Ya me lo imagino como el Blas Infante del asturianismo. Bueno, no, que es de derechas y seguramente su iluminador no puede ser otro que Sabino Arana, que ya se sabe que los nacionalismos, si vienen desde la derecha, tienen más tronío y futuro. Así que, si nada se tuerce ya le veo de líder supremo de una Asturias rediviva y eterna (que mal lo van a tener los nacionalistas que ejercían hasta ahora, aficionados, que seran unos aficionados), reclamando cupo asturiano, hablando bable y diseñando una bandera más moderna, algo así como la sueca pero más centrada. Y ya se sabe, si encima arrastra al arzobispo ovetense, la Iglesia qué poderosa es ella, estamos aviados, tendremos otro bastión nacionalista en el norte.

En fín, Rajoy, que buena la has armado y todo por dejarte aconsejar por la Cospedal que la mujer no traga a Cascos y ahora haber quien arregla el entuerto. Porque a todo esto a los asturianos nos pilla como muy de lado..Pero veremos, que se abre una vía y nunca se sabe.

Salud