CODICIA

La codicia, ese deseo ansioso y vehemente por conseguir algo, es lo que tiene, mala fama. Habitualmente lo circunscribimos al personal que centra todo en conseguir cuanta más pasta mejor. Pero no es excluyente. Hay quien codicia el poder, quizá porque además de esa satisfacción que da el mando, también ese poder les permite hacerse con mucho dinero, vía comisiones, como en los casos Gürtel o los destapados en Cataluña, por no citar anteriores.

La codicia está mal vista, al menos aparentemente, pero cuando para conseguir algo se dejan atrás todo tipo de escrúpulos y se recurre a atajos, la cosa debería estar penada, aunque sea en las urnas.

Lo que veo es mucha codicia en el PP. Aparte de la económica, están que no caben en el cuerpo con la posibilidad de hacerse, en corto plazo, con el poder. Y en esa carrera no ven obstáculos. No solo no colaboran en medidas duras, pero necesarias para el país, en un momento crucial (ojo, buena noticia, baja el paro, prudencia) sino que se instalan en el no a todo y la descalificación permanente. Y, muchas veces, se les va la mano.

Esta mañana la lideresa madrileña, Esperanza Aguirre, ha intervenido en un Congreso de la Empresa Familiar. En su intervención, como no podía ser de otra manera, abundaron las descalificaciones a Zapatero y su gobierno. Pero se le fue la mano. En su entusiamos, y aprovechando que estos días los agentes sociales negocian contrarreloj la reforma laboral, ha dicho que de reformitas light nada, que lo que aquí se necesita es fomentar como sea la contratación, que era lo importante y no las indemnizaciones por despido ni otras mandangas.

La lideresa se entusiasma tanto con sus diatribas que pierde el norte. Y, como hoy estaba su jefe, Rajoy en el acto, no se le ocurrió otra que reconocer que se había pasado. Y la pobre tiene mala suerte, porque otro de esos micrófonos inoportunos captó lo que le dijo a Rajoy. Textualmente: "Esta mañana cuando yo hablé he dicho barbaridades, he dicho que una reforma light no vale". A Mariano, don, se le oye decir sí. La grabación está disponible en los digitales y se califica por si sola.

Y es que Esperanza, en su desmelene, no aprende. Célebres son sus salidas de tono: desde aquel coñazo referido al propio Rajoy, al hijoputa con que regaló a un ex-consejero de Cajamadrid.

Pero como decía, todo forma parte de un pecado mayor, el de la codicia. Y, de verdad, Espe, no vale todo.

Salud