DE CABREOS Y OTRAS HIERBAS
Está el ambiente..... Tras el fin de semana, se recrudece el debate, o la discusión chillona, sobre las medidas anticrisis desveladas la semana pasada por el presidente Zapatero, tal y como le dictaron. Están más o menos claras, salvo el detalle de lo que le toca perder a cada cual (me refiero a los funcionarios, claro). Pero más allá de esa pérdida clara en los sueldos, lo que llama la atención es la visceralidad, la descalificación, el enfrentamiento que está tiñendo todo este debate público. La red está calentita. Las noticias referidas a los recortes en los digitales, aliñadas con cientos de comentarios, muchos de ellos muy agresivos, y no solo contra el gobierno, como era de esperar, sino de enfrentamiento claro entre los trabajadores. Burlas a los funcionarios, regusto en el mal ajeno, respuestas airadas. Vamos, lo mejor de cada casa..
Se echa de menos alguien que hable con un poco de cordura. Alguien que nos cuente la verdad de las cosas. Alguien que no tenga un discurso preescrito por su partido o por su preferencia ideológica.
Lo que está pasando aquí ya lo hemos comentado en anteriores post, y volver sobre lo mismo es una tarea cuando menos inútil. Pero sí es preocupante esa crispación social que enfrente a trabajadores con trabajadores, a empleados con desempleados, a funcionarios con asalariados privados. Vamos mal. Y más si se trata de articular una respuesta conjunta.
Mientras los sindicatos siguen deshojando la margarita de qué hacer, asistimos una vez más al intercambio de cuchilladas entre socialistas y populares, cada uno cargado con sus razones de peso, que gritan y airean en cualquier tribuna. En realidad solo hablan para ellos mismos y sus bases. Y el ruido empieza a ser insoportable. Y además deja en evidencia la lejanía entre sus planteamientos y propuestas, y la ciudadanía.Se hace demasiada demagogia con la congelación de las pensiones, asustando aún más a los que menos tienen. Se critican con demasiada ligereza las medidas de Zapatero, sin ofrecer alternativas viables. Pero lo cierto es que lo que hay es lo que hay y nos guste o no hay que tragar. Si miramos al resto de Europa, todos van por el mismo camino (tras Grecia, España y Portugal, ahora Italia y Francia) y está claro que esto no lo van a detener ni las huelgas generales ni los varapalos electorales (véase lo que ocurrirá en la próximas semanas en el Reino Unido).
Lo constatable es que, a pesar de las medidas, de los fondos multimillonarios, y de las voluntades políticas, la economía sigue estancada o en retroceso, aumento el paro, el euro se hunde, y los grandes siguen llevándose una pasta gansa. Sería hora de que economistas, políticos, analistas, sociólogos, y expertos de todo tipo se pongan a pensar seriamente en salidas viables a esta situación. Los sacrificios ya se están haciendo, pero faltan objetivos hacia los que tirar. La trillada luz al final del túnel hace tiempo que está apagada. A lo mejor hay que plantearse otras rutas y otros esquemas que nos permitan conservar la mayoría de los muebles. Más nos vale.
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