NUCLEAR, NO GRACIAS

Finalizada en Washington la cumbre sobre seguridad nuclear, nos hemos enterado de que hay por ahí mucho terrorista suelto (llámese grupo o estado) deseando hacerse con unas "manzanas" atómicas para matar mucha mucha gente y sembrar el terror por doquier. Así que en cuatro años los cuarenta y tantos países reunidos al llamado de Obama han decidido establecer férreos controles para que sustancias tan peligrosas no acaben en malas manos y saber de una vez por todas quien tiene tal material, donde y cómo lo cuida. Bueno, en principio nada que objetar. Han asistido esos elegidos o bien porque son potencias nucleares militares o bien porque tienen centrales atómicas para uso civíl. El objetivo de Obama, de paso, era tensar un poco más la cuerda sobre Irán y Corea del Norte y dejarle muy clarito al mundo mundial que sin su permiso y el de otros cuantos elegidos aquí la energía nuclear sólo para uso civil y bien controlado todo.

Uno si se pusiera en plan ingenuo no dejaría de preguntarse en base a qué autoridad o a que legalidad se apropian del derecho a decidir quien puede o no tener acceso a la tecnología nuclear y a sus distintos fines. Estaría bien que nos aclararan por qué Israel sí puede tener armas atómicas e Irán no. Por qué si Francia y España no. No es que me interese especialmente eso de tener armamento de ese tipo, todo lo contrario, pero por principio no distingo cual es la línea que separa el acceso de unos y la prohibición a otros, salvo la chulería y la prepotencia de quienes ya las tienen.

Dicho esto, en esa cumbre se echó de menos, ¡qué ingenuidad la mía!, alguna mención a un plazo para que todos, y cuando digo todos es todos, se desharán de esas peligrosas armas con las que pueden destruir el planeta unas cuantas veces. Ya s

é que hay intereses estratégicos, militares y, sobre todo, económicos que lo hacen imposible. Pero ellos saben, como todos sabemos, que esa sería la única forma de acabar con el peligro y de paso evitar el enojoso asunto de que hacer con los desechos nucleares.

A todo esto y en vísperas de esa cumbre, nos hemos enterado que Italia, que hace años que no tiene centrales nucleares, se va a poner a construir varias a toda prisa. Berlusconi ha debido ver un filón para su bolsillo considerable. Y, como no, la vecina Francia, tan autosuficiente ella en la cosa energética, ofrece su tecnología y le va a vender las centrales. Menudo negocio. Espero que ese entusiamo pronuclear no traspase los Pirineos, porque por aquí también hay unos cuantos entusiastas del mundo atómico, entre ellos el peligroso ministro Miguel Sebastían.

De momento el susodicho está de lo más entretenido con eso del coche eléctrico, que más parece una quimera que una realidad, al menos a corto plazo, y no porque no sea una buena idea, sino porque hay demasiados intereses cruzados para que eso llegue a buen puerto en los próximos años. Pero mejor entretenido que conspirando para reforzar las centrales nucleares españolas. Habrá que recordarle que este es un país de vientos y mucho sol, aunque la picaresca de colar energía producida con gasóleo por solar no debe deslucir los progresos conseguidos durante los últimos años. Además debería recordar que todavía a esta altura no tenemos resuelto que hacer con los residuos de las centrales existentes, ya que nadie quiere en su pueblo cementerios nucleares. Y tampoco vamos a hacer como nuestra amiga Francia, tan dada a enviar esos residuos a países del tercer mundo, que total los pobre lo notan menos.

Y llegados a este punto, abandono lo nuclear para recordar la fecha: 14 Abril. Aniversario de la República Española, la asesinada II República. Y es bueno recordar hoy, y echar la vista atrás, porque las cosas hay que ponerlas en su sitio. Y más en días como estos, cuando el único juez que se atrevió a investigar los crímenes del franquismo está a punto de sentarse en el banquillo por una querella de los franquistas. Ya sé que me repito, pero no queda más remedio.

Salud