¡QUE ABURRIMIENTO!
Están los medios de la derecha que no paran de darle a la castañuela, convencidos de que Rajoy, por primera vez, le ganó a Zapatero en el debate de ayer en el Congreso sobre la situación económica. Yo no lo tengo tan claro. Ni mucho menos. Quizá porque me aburrí como una ostra. De hecho fue una reedición de debates anteriores. Los mismos argumentos, los mismos gestos a las bancadas, los mismos desprecios al adversario, y un par de frases brillantes para los titulares de los afines. No. No ganó Rajoy. Tampoco Zapatero. Creo que ganó el aburrimiento. Y eso es lo increíble cuando lo que está en juego es tanto.
Zapatero estuvo plano, como casi siempre, y solo se animó un poco cuando Rajoy le puso en bandeja la réplica al pedir a los socialistas que le derribaran. Vamos que se lo puso a huevo y si eso es todo lo que sabe hacer el jefe de la oposición, apaga y vámonos. Porque del contenido del debate hay poco que decir. Es más, ninguno de los dos se salió de pauta. Zapatero ante la crisis y falto de ideas ha recurrido a la triquiñuela de siempre ( no suya, sino de todos), crear una comisión o lo que es lo mismo intentar congelar el asunto haciendo creer que se hace algo cuando no se va a hacer nada. Sobre todo porque se supone que es una comisión para intentar un pacto de estado, o lo que es lo mismo un acuerdo de todos, que, hoy por hoy, parece imposible.
Y es que Rajoy no tiene ideas ( a estas alturas ya no podemos pensar que se las guarda para tiempos mejores). Es un tipo tan gris que si alguna vez llega a la Moncloa, que lo dudo, será porque Zapatero pierda las elecciones por sus errores. Haría bien la bancada popular aplicándose el cuento y buscando otro candidato que genere ilusión a propios y estraños. De momento, la alternativa no existe y sus fórmulas para salir de la crisis son tan de manual, como dice su responsable económico Montoro, que hasta se avergüenzan de decirlas.
Lo dramático de este país es que los únicos que aparentemente están dispuestos a dialogar y a pactar son los nacionalistas. Los únicos, por cierto, cuyos discursos parecían tocar tierra y hablar de lo que tenían que hablar. ¡Qué pena que casi nadie les haga ni caso!.
Asi que bueno, cada uno parece conformarse con lo suyo, aplaude lo suyo y tan contento. Y la casa sin barrer.
Dios ¡que país!.
Salud
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home