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martes, febrero 02, 2010

¿SALIR DEL EURO?

Desde hace algunos meses se viene planteando, en distintos artículos de especialistas o analistas, la hipótesis de que algún país quiera o no le quede más remedio que abandonar el euro, la moneda única de casi toda la UE. La idea, en principio, parece descabellada y, después de tantos sacrificios para entrar a formar parte de semejante club parecería un despropósito plantearse siquiera abandonarla. El problema es que el Euro nació en época de bonanza, abarcó, con cierta alegría, a muchos países con sistemas productivos y financieros bien diferentes, y marcó unos límites demasiado flexibles (Francia y Alemania, los grandes, fueron de los primeros en saltárselos) que hicieron pensar que todo el monte era orégano. Pero.... en eso llegó la crisis. Y esa crisis, que según los expertos en Europa se ha aguantado bastante bien gracias al Euro, ha dejado con el culo al aire a varios países, y ha mostrado las carencias y debilidades de sus economías y como lo de pertenecer a la moneda única se debió más a razones políticas que a criterios de convergencia.
Y ya se sabe que cuando pintan bastos son los más débiles los que llevan las de perder. De momento mercados e inversores se están cebando, y cómo, con Grecia. Tienen al país contra las cuerdas hasta el punto de que su gobierno ya pide abiertamente socorro a Bruselas y espera, ¿razonablemente?, que los países de la zona euro acudan en su ayuda. Pero estamos hablando de dinero y en situaciones de crisis, excepto, insisto, para los grandes, la única receta que dan es apretarse el cinturón, apretar los dientes y aguantar el empobrecimiento nacional para seguir dentro de la moneda única.

Los medios anglosajones, que en esto tienen muy mala leche, y no pocos medios germanos (que siguen preguntándose como pudieron mezclarse con semejante chusma y abandonar su querido marco) lanzan todo tipo de negros augurios sobre la moneda única y sobre sus patas más débiles. Y apuntan que la tormenta, después de Grecia, arrasará a Portugal y a España. Y nosotros, como país mediano tirando a grande, somos otro cantar. Porque una crisis en España a la griega tendría consecuencias muy serias para toda la zona euro. Argumentos negativos que sustentan unos cuantos mandamases del Fondo Monetario Internacional, empeñados en hacernos tragar esas ruedas de molino cuando ellos ni han pedido perdón, ni han reconocido sus errores, cuando no se enteraron de la crisis financiera mundial que se nos venía encima.
Con semejante ruido de fondo parece que la única salida que ven es que nos apretemos mucho más el cinturón, a poder ser que se recorten fuertemente los salarios y ya de paso reformar (o sea despedir más barato o gratis) el mercado laboral.
Con semejante panorama, y hablo ya de España, quizá habría que trabajar con los hipótesis de salirnos del Euro. Las tenemos todas en contra: va a ser prácticamente imposible reducir el deficit, ahora disparado y yendo a mas, al tres por ciento que exige Bruselas en unos pocos años; el desempleo está completamente fuera de control; el gobierno está más desorientado que un guiri en una procesión de Semana Santa; con la oposición no hay quien cuente; los sindicatos están atrincherados en su defensa de lo conseguido; y la burbuja bancaria, si esa tan sólida, puede explotar en cualquier momento. Además la carroña internacional, los grupos de calificación y los inversores especulativos seguramente pondrán sus ojos en España una vez que hayan chupado todo lo que pueda en Grecia. Así que ¿por qué no irnos del Euro?.

Desde luego una decisión de ese calibre tendría un coste político interno considerable y un deterioro de la imagen de España en el mundo difícil de calibrar. Pero salvados esos obstáculos mayores, recuperar la peseta permitiría disponer de un arma que siempre dio resultados positivos a la economía española, la devaluciación de la divisa, o como preservar un cierto nivel de bienestar interno, aunque nuestra moneda ande por los suelos en el mundo. Es la forma fácil de aumentar nuestra competitividad externa, vender mucho más y comprar menos, porque nos saldría demasiado caro. No es una solución fácil, desde luego y sería seguir apostando por un modelo económico que cada x años nos da disgustos y con el que se potencia una importante economía sumergida y unas cifras de paro un tanto escandalosas.
La alternativa está en apretarse el cinturón, dedicar los pocos recursos que tengamos a intentar cambiar de una vez nuestro modelo económico, pasarlas canutas unos cuantos años y esperar que esas recetas, que tanto sabio, sobre todo anglosajón, consideran imprescindibles para España funcionen . Per ¿y si no funcionan?.
Quizá deberíamos plantearnos en serio lo de salir del Euro, pros y contras y si hace falta referendum al canto. Y a Europa (sobre todo a la parte angófilo-germánica) que le den.

Salud

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