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jueves, febrero 11, 2010

LA MALDICIÓN AFGANA



mañana, probablemente, el gobierno español aprobará el envío de otros quinientos soldados a Afganistán, medida que se concretará una vez que el Congreso de luz verde, y nadie duda de que lo hará, en las próximas semanas. Para entonces ya tendremos más de mil quinientos soldados en una guerra que nadie ha explicado suficientemente. O por lo menos por estos lares no sabemos muy bien que pintamos los españoles allí. Porque el cuento aquel de que era para contribuir a la reconstrucción del país, asuelado por el régimen talibán y la posterior invasión norteamericana, no cuela. Ni reconstrucción ni trabajo humanitario. Mas bien intento de mantener el control de una zona determinada, la que nos ha tocado, y cada vez más desde la trinchera del campamento, porque lo de salir cada día se vuelve más letal ante el renacimiento de la insurgencia, con unos talibanes mejor armados y mas osados en su ánimo de recuperar el terreno perdido.
Lo de la reconstrucción se reveló un camelo cuando tras años de gestión del gobierno de Karzai el mundo se ha dado cuenta de que este está más preocupado en elegir la túnica que se pone para sus apariciones públicas que en controlar la corrupción galopante que se instaló en el país con su consentimiento tácito o con su negligente mirar para otro lado. Lo cierto es que por ese canal de corrupción se han ido evaporando los millones de euros que, sobre todo Occidente, ha venido donando durante todos estos años. Y para nada. Porque en Afganistán nada ha cambiado, los señores de la guerra campan a sus anchas, con los bolsillos llenos por Occidente, y seguramente compincheando con los talibanes, porque es inexplicable que estos, a pesar del acoso, no solo resistan, sino que actúan ya de nuevo por todo el país.

Así que , visto lo visto, qué pintamos allí. No es nuestra guerra, sino la de los halcones de Washington. No se va a lograr la victoria militar y habrá que estar atentos a la nueva estrategia que apuesta por negociar ahora con los talibanes, después de demonizarles y acusarles de todo. Bonitas piruetas las que se marcan los estrategas y diplomáticos norteamericanos.
Pero estamos, seguimos y aumentamos nuestra presencia allí. El presidente Zapatero debería explicarnos de una vez que hacemos en esa guerra. Y cómo se han ido cambiando los objetivos del despliegue español en Afganistán. Muchas veces de tapadillo. De causalidad hemos sabido que desde hace muy poco los helicópteros españoles tendrán usos más amplios de lo estipulado hasta ahora y además operarán fuera de la zona asignada, sin necesidad de permiso previo y expreso de Madrid. Así las cosas nos estamos embarrando hasta muy arriba, y el problema de los lodazales es que cuanto más se entra más difícil es de salir. Quizá el gobierno español debería replantearse todo, porque los más de noventa muertos y decenas de heridos que ha costado esta guerra hasta ahora no compensan los guiños y parabienes del amigo americano, aunque este se llame OBAMA. Las vidas perdidas valían muchísimo mas.

Salud

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