SAAKASHVILI, METEPATAS
Dicen, un día más, que los rusos se están retirando de Georgia. De una parte de Georgia es posible, pero que se quedarán en Abjasia y Osetia del Sur, sobre el papel territorios georgianos, eso es seguro. Y es que Moscú tuvo la oportunidad perfecta para asentar sus reales en esos territorios de población mayoritariamente rusa, con la metedura de pata del presidente georgiano Saakashvili. Este extraño personaje, llegado a la presidencia gracias a los dineros norteamericanos, que tan pronto goza de cotas de popularidad increibles como se ve abocado a un golpe de estado o a una revuelta popular, o se ha creido que sus aliados norteamericanos, la Otan y el sunsum corda acudirían en su apoyo (ingenuo él) o le han manipulado sus amigos occidentales sin que se enterara, o es un suicida. Porque tal y como estaban las cosas intentar recuperar, después de casi veinte años, el territorio rebelde osetio era una temeridad llamada al fracaso más estrepitoso. Este presidente tan mimado por la CIA debió valorar la situación real de su país y entender, como lo hace Severnadze, el ex-presidente georgiano y ex-ministro de Exteriores de la Urss, que estando donde está Georgia no puede permitirse el lujo de desafiar a Moscú. Es parte de su patio trasero y no hay que tener muchos dedos de frente para darse cuenta de que por las malas sólo se puede ir a peor. Su aventurilla militar acabó en un durísimo revés, cientos de muertos y la economía del país destrozada. No acudieron en su ayuda, más allá de algunos aspavientos diplomáticos, ni el amigo americano ni los otanianos. Y ahora Rusia tiene una oportunidad de oro de pagar con la misma moneda el desvario occidental con Kosovo. Puede reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, siguiendo el mismo criterio que Washington, París, Londes y Berlín siguieron para desmembrar una parte del territorio serbio. Donde las dan, las toman, aunque todo sea profundamente injusto y los paganos sean, como siempre, los civíles.
Creer que a estas alturas de la película un país como Georgia puede ser realmente independiente es una quimera. Un ejercício teórico de café en el que pueden envolverse los que en muchas ocasiones miran hacia otro lado o buscan coartadas para justificar lo injustificable. La realidad es tozuda. Sobre la libertad de las naciones mandan otras prioridades, intereses geoestratégicos económicos y de seguridad. Banderas e himnos son puro folklore ante la realidad de los mas fuertes. Y que nadie se llame a engaño: en el Cáucaso nada se hará sin contar con Moscú, y Washington es especialmente irresponsable alentando sueños y aventuras que luego no va a respaldar con la fuerza. El Cáucaso es historicamente un territorio de confrontación, y en este y en el pasado siglo es paso imprescindible para una buena parte de la energía de la que vive Occidente. Así que menos rasgarse las vestiduras, más realismo y mas mano izquierda para saber manejar al cabreado oso ruso.
Salud
Creer que a estas alturas de la película un país como Georgia puede ser realmente independiente es una quimera. Un ejercício teórico de café en el que pueden envolverse los que en muchas ocasiones miran hacia otro lado o buscan coartadas para justificar lo injustificable. La realidad es tozuda. Sobre la libertad de las naciones mandan otras prioridades, intereses geoestratégicos económicos y de seguridad. Banderas e himnos son puro folklore ante la realidad de los mas fuertes. Y que nadie se llame a engaño: en el Cáucaso nada se hará sin contar con Moscú, y Washington es especialmente irresponsable alentando sueños y aventuras que luego no va a respaldar con la fuerza. El Cáucaso es historicamente un territorio de confrontación, y en este y en el pasado siglo es paso imprescindible para una buena parte de la energía de la que vive Occidente. Así que menos rasgarse las vestiduras, más realismo y mas mano izquierda para saber manejar al cabreado oso ruso.
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Etiquetas: Georgia, Rusia, Russia, Saakashvili
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