Google

miércoles, septiembre 13, 2006

BERLÍN

Me voy unos días a Berlín. Me he guardado unos días de vacaciones para huir de las fiestas locales, o los coñazos locales. ¿Alguien del ayuntamiento correspondiente se ha parado a pensar a quién beneficia eso de dar la murga durante siete días a todo mortal de la zona, quiera o no?.¿Es obligatorio divertirse?¿Lo es, divertirse a su manera?.
Lo que he visto otros años y ha comenzado a repetirse este, es que las fiestas, en los días que cae en fin de semana, atraen a mucha gente, sobre todo en las actividades diurnas. Es decir, juegos para niños, carreras, incluida la ciclista, mercado medieval...y todas esas cosas. Pero cuando llega la noche se produce un curioso fenómeno: hay dos zonas de fiesta: una, en un parque céntrico, donde resucitan unas cuantas antiguallas, próaximas al partido que gobierne, para entrener a unos cuantos cientos de personas mayores. La otra, el parque ferial, donde se congregan, para escuchar a grupos más o menos modernos, salidos de los triunfitos o del submundo rock, bastante genete joven, buena parte de ella venida de las localidades cercanas. Si la música no es buena (por cierto ¿por qué en este último lugar empiezan los conciertos a partir de las once o la medianoche y acaban a las muchas de la madrugada?.

¿Y que pasa con los vecinos?. Pues a joderse toca. Todo sea por la solidaridad con esas curiosas minorías. No importa que sea día laboral, que muchos se tengan nos tengamos que levantar bien temprano, que pasemos de estas fiestas y nos apetezca estar tranquilos en casa, irnos a dormir a la hora que realmente nos apetece, leer, ver una película, charlar...Eso es lo de menos. Por decreto toca "disfrutar" del bum-bum del parque ferial y su disparatado coro de sonidos que tan profusamente nos reglana los feriantes. Cuando tocan fuegos, pues nada despertarnos a eso de la medianoche hasta que se les pase. Como haga un poco de carlor, a sudar la gota gorda, porque toca cerrar ventanas para amortiguar "la música", y eso sin contar los bocinazos, acelerones, risas en grupo, voces de adolescentes, y los destrozos que suelen reflejar de qué fue la juerga.

Esta claro que en un país como este que se disfruta arrancándole el cuello a un pato, tirando una cabra desde el campanario, lanceando a un toro por la calle o poniéndole teas en los cuernos, quejarse de las verbenas es lo más antipatriótico que se puede ser. Pues me quejo. Me tienen harto, y más cuando sé que todo esto lo hacen el alcalde y su camarilla con parte de mi dinero, con todas las carencias que hay en la ciudad. NO hace falta recurrir a la demagogia para desmontar tamaña barbaridad, deberíamos sólo acudir al respeto a la mayoría (a la que por cierto le traen sin cuidado estos fastos) para resolver de una puñetera vez esto.

Es batalla perdida. Lo sé. Por eso huyo temporalmente y espero que cuando vuelva se ponga allover (hay sequía y no pare hsta Navidad.

Ay!!! Berlín. Me voy para allá.

Salud
Patrocinado por: vuelos baratos | directorio de blogs
Sitio certificado por
directorio de enlacesvuelos baratos
directorio de blogs
Directorio de blogs Directory of Personal Blogs Directory of Personal Blogs