ARCO 2010: EL AGOTAMIENTO DE UN EMPEÑO

Se ha clausurado la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, más conocida como Arco y cuentan las crónicas que los galeristas presentes se van a casa contentos. Al parecer las ventas no han ido todo lo mal que esperaban y la bronca previa con la dirección de Ifema parece que ha quedado resuelta. Cifras no hay, cautelosos ellos, pero las instituciones y fundaciones (por ejemplo la de Coca-Cola) parece que han sido generosas en las compras. No así el común de los ciudadanos que pasearon en menor número, un tercio menos que en la edición anterior, y compraron menos. Cosas de la crisis.

Yo en esto de Arco no soy objetivo. Tengo que confesar que el arte contemporáneo no me dice nada, salvo contadas excepciones, y, últimamente, ni siquiera me irrita, que era una de mis reacciones habituales ante determinadas exposiciones y museos. O me estoy haciendo mayor, o la provocación, elemento básico del arte contemporánea está en horas bajas. Con semejante historial es lógico que llevara años sin asistir a la Feria.

Este año, por razones que no vienen al caso, no solo he ido un día, sino dos. He repetido por si me perdía algo. Pero lo cierto es que me ha aburrido mucho, he acabado con los pies doloridos, ¡dios, que grande es!, y me ha reafirmado en mis viejas, y seguramente equivocadas, convicciones. No he visto nada que me llamara especialmente la atención. Me parece que lo expuesto por los galeristas es más de lo mismo, como si se hubiera agotado el filón creador y los artistas dieran vueltas sobre lo mismo. O quizá es que los galeristas han apostado por valores seguros, por aquello de hacer caja, que no está la cosa para riesgos. Así que uno ha salido con sensación de que ARCO no es más que un mercadillo un tanto pretencioso ( eso sí con mucha pasta en juego), pretendidamente elitista (35 euros la entrada para los pocos tontos que no consiguen-conseguimos invitación), y con objetivos abandonados. Así las cosas, con la ausencia de galerías internacionales importantes, sin objetivo claro y sin novedades interesantes el futuro de la feria parece mas bien obscuro. Dicen algunos de los que están en este meollo que, curiosamente, el espíritu de Arco está ahora en esas ferias paralelas que han surgido en Madrid al calor de Arco, con muchas menos pretensiones, pero con una apuesta clara por creadores nuevos que exploran y arriesgan. Personalmente estoy saturado, vacunado para años venideros y seguiré optando por esas exposiciones, como la estupenda de la fundación Maphre en Madrid sobre impresionistas del Museo D'Orsay de Paris. Ya sé, están un poco manidos, pero la belleza y la emoción siguen estando ahí.

Salud