ADIOS MR. BUSH
Faltan solo doce días para que George W. Bush abandone de una vez la Casa Blanca y esperemos que en ese tiempo, ese Dios al que tanto ora, no le permitan cometer ningún desaguidado más.
El hombre está que lo vierte. Concede ahora más entrevistas que en todo su doble mandato y todo para intentar lavar la imagen de peor presidente de la historia norteamericana que se le ha colgado casi por unanimidad.
La más fresca, por decir algo, aparece hoy en el diario madrileño "El Mundo" (no se sabe si en exclusiva real o en exclusivilla como nos tienen acostumbrados). Y parece una buena persona. Entregado él a la oración y orientado en todo por Dios. Claro que flaco favor hace a los creyentes atribuyento semejante responsabilidad al Creador. Lo cierto es que una parte de sus respuestas son puros desatinos, como el atribuir a Hamás la responsabilidad exclusiva de lo que está ocurriendo en Gaza, que él interpreta como un ataque a la democracia y de paso compara la actitud de Israel con la de los mismos Estados Unidos en Afganistán.
En fín, chorradas habemos y así no hay quien le preste atención. Y a pocos días de que se vaya, y más allá del patetismo de algunos de sus gestos quizá convenga recordar, aunque sea en unos pocos renglones, de que va este tipo. La verdad es que no lo ha tenido fácil, ya que al comienzo de su mandato se encontró con el 11-S, un palo difícil de encajar y al que dió una respuesta desabrida y sobre todo sangrienta. Si es comprensible, y más en aquel momento, la necesidad de reaccionar y hacerlo de forma efectiva y contundente, la vía elegida fue el principio de un sinfín de disparates que han dejado la imagen de Estados Unidos, y por extensión Occidente, por los suelos, más crecidos que nunca a los extremistas islámicos y ningún objetivo alcanzado. Lo de Iraq fue una masacre en toda regla, el problema sigue sin resolver y ha dejado en evidencia a la primera potencia mundial que bañó en sangre a todo un pueblo para deshacerse de un dictador del que hubiera podido prescindir con métodos mucho más sofisticados, que para eso tienen ese organismo forrado llamado Cía. De Ben Laden y compañía nunca más se supo, no les cazó, siguen campando a sus anchas y de sus delirios sabemos bien en Madrid, Londres, Bali...Embarcado en el pantanal de Iraq la única habilidad que puede reconocérsele es haber arrastrato a la Otan al fango de Afganistán, de donde, si no cambian las cosas pronto, saldremos todos salpicados y con el rabo entre las piernas.
Uno de sus fracasos más sonoros lo ha tenido en el conflicto israelo-palestinos, donde, y a pesar de asegurar que habría acuerdo antes de finales del pasado año, no hizo nada más que esperar y apoyar a los halcones israelies sin disimular siquiera el plumero.
Y por fín se nos va...Y lo hace en medio de la mayor crísis económica de los últimos 80 años, propiciada por su administración ultra, y cuyos desastrosos efectos están todavía por ver.
En fin que somos muchos los que no vemos el día en que Mr. Bush abandone de una vez la Casa Blanca y se vaya a su pueblo a meditar sobre Dios o sobre lo que quiera. Sólo esperamos de él que logre parar los pies a su hermano Jeff que tiene pretensiones presidencialistas y un perfíl aún más inquietante que el suyo.
¿Váyase ya Mr Bush!. Le aseguro que no le echaremos de menos, ni siquiera por sus gansadas.
Salud
El hombre está que lo vierte. Concede ahora más entrevistas que en todo su doble mandato y todo para intentar lavar la imagen de peor presidente de la historia norteamericana que se le ha colgado casi por unanimidad.
La más fresca, por decir algo, aparece hoy en el diario madrileño "El Mundo" (no se sabe si en exclusiva real o en exclusivilla como nos tienen acostumbrados). Y parece una buena persona. Entregado él a la oración y orientado en todo por Dios. Claro que flaco favor hace a los creyentes atribuyento semejante responsabilidad al Creador. Lo cierto es que una parte de sus respuestas son puros desatinos, como el atribuir a Hamás la responsabilidad exclusiva de lo que está ocurriendo en Gaza, que él interpreta como un ataque a la democracia y de paso compara la actitud de Israel con la de los mismos Estados Unidos en Afganistán.
En fín, chorradas habemos y así no hay quien le preste atención. Y a pocos días de que se vaya, y más allá del patetismo de algunos de sus gestos quizá convenga recordar, aunque sea en unos pocos renglones, de que va este tipo. La verdad es que no lo ha tenido fácil, ya que al comienzo de su mandato se encontró con el 11-S, un palo difícil de encajar y al que dió una respuesta desabrida y sobre todo sangrienta. Si es comprensible, y más en aquel momento, la necesidad de reaccionar y hacerlo de forma efectiva y contundente, la vía elegida fue el principio de un sinfín de disparates que han dejado la imagen de Estados Unidos, y por extensión Occidente, por los suelos, más crecidos que nunca a los extremistas islámicos y ningún objetivo alcanzado. Lo de Iraq fue una masacre en toda regla, el problema sigue sin resolver y ha dejado en evidencia a la primera potencia mundial que bañó en sangre a todo un pueblo para deshacerse de un dictador del que hubiera podido prescindir con métodos mucho más sofisticados, que para eso tienen ese organismo forrado llamado Cía. De Ben Laden y compañía nunca más se supo, no les cazó, siguen campando a sus anchas y de sus delirios sabemos bien en Madrid, Londres, Bali...Embarcado en el pantanal de Iraq la única habilidad que puede reconocérsele es haber arrastrato a la Otan al fango de Afganistán, de donde, si no cambian las cosas pronto, saldremos todos salpicados y con el rabo entre las piernas.
Uno de sus fracasos más sonoros lo ha tenido en el conflicto israelo-palestinos, donde, y a pesar de asegurar que habría acuerdo antes de finales del pasado año, no hizo nada más que esperar y apoyar a los halcones israelies sin disimular siquiera el plumero.
Y por fín se nos va...Y lo hace en medio de la mayor crísis económica de los últimos 80 años, propiciada por su administración ultra, y cuyos desastrosos efectos están todavía por ver.
En fin que somos muchos los que no vemos el día en que Mr. Bush abandone de una vez la Casa Blanca y se vaya a su pueblo a meditar sobre Dios o sobre lo que quiera. Sólo esperamos de él que logre parar los pies a su hermano Jeff que tiene pretensiones presidencialistas y un perfíl aún más inquietante que el suyo.
¿Váyase ya Mr Bush!. Le aseguro que no le echaremos de menos, ni siquiera por sus gansadas.
Salud
Etiquetas: 11-S, George W. Bush, iraq, USA
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