JAPON, TRADICIÓN

De mi reciente viaje a Japón, una de las cosas que mas me ha llamado la atención ha sido el amor con el que conservan sus tradiciones, por otro lado milenarias, ya quisieran otros, sin por ello caer en ningún tipo de fundamentalismo. El poso de cientos de años de sintoismo, confucionismo y budismo han logrado dejar ese poso que da ese especial carácter a la sociedad japonesa, en la que todo parece buscar la armonia y en la que el respeto es norma básica.

Siendo como es Japón un país de escasa práctica religiosa, y no precisamente porque se persiguiera desde el poder, si acaso todo lo contrario, no olvidemos que el emperador, al menos hasta hace poco, era poco menos que un dios, digo que siendo de escasa religiosidad llama la atención el cuidado que pone en la preservación de los templos y santuarios de distinos ritos y el extremo cuidado que ponen en las ceremonias, esos que se suman a ellas. Hay un dicho en Japón que dice que los de allí nacen sintoistas, se casan a veces por el rito cristiano y mueren budistas.Allí las religiones no chocan, se complementan en una especie de menú en el que cada ciudadano elige lo que más le conviene o pasa directamente. Todo en medio de un escrupuloso respeto y tolerancia, sin duda envidiables en estos tiempos en que tantos falsos profesas agitan la amenaza de su verdad única.

Pero más allá de la religión, la tradición lo impregna todo y sobre todo ha dejado una huella muy profunda en cada japonés el respeto a los demás que hace la vida muy fácil por lo menos a los que vamos de fuera y estamos poco acostumbrados a normas tan generalizadas de cortesía.

Lo que Japón demuestra cada día es que modernidad, en su caso ultramodernidad, no está reñido con el rescate, el respeto y el cuidado del pasado, y que este no tiene por qué impedir que una sociedad avance, progrese y se modernice, porque tradición y modernidad no son incompatibles. Lo llevan practicando desde hace mucho tiempo y ójala que los malos modos occidentales o los modales de nuevos ricos de sus vecinos chinos no acaben contaminándoles.

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