PREJUBILADOS

Bueno, resulta que mañana es mi último día de trabajo. Más de treinta años en la misma empresa, y un ERE me deja en casa. Está bien, yo diría que incluso muy bien. Tengo más de cincuenta años y es un momento estupendo para darle otro enfoque al resto de mi vida. Desde un punto de vista muy personal, es como un alivio. Por fin llega la jubilación ( mejor dicho, la pre), no nos vamos mal económicamente y hay mucha vida ahí fuera. Así que encantado de la vida. De ahí la imagen idílica de playa que pongo al lado (aunque no es tropical, es Málaga y es una belleza, ¿que no?). De momento voy a disfrutar de un año sabático, porque hay que reordenarlo todo y acostumbrarse (vaya trabajo ¿eh?) a vivir sin horarios , ni jefes, ni historias de ese tipo. Me voy sin nostalgia, diría incluso que bastante harto, de una profesión que me tiene ya más que saturado, en la que apenas creo y de la que cada día desconfío más. Así que el paso está bien.

Dicho lo cual no puedo dejar pasar una reflexión general acerca del fenómeno este de los eres y las prejubilaciones que han reducido drásticamente sectores productivos muy importantes de este país, desde la mineria y los astilleros, a la banca, los medios de comunicación y pronto el funcionariado. ¿Puede permitirse un país como el nuestro este derroche de recursos?. ¿Nuestra economía, nuestra sociedad y nuestra cultura pueden permitirse el licenciamiento de decenas, sino cientos de miles, de profesionales bien formados, experimentados y con mucho que aportar (entre otras cosas enseñar algo de la profesión a esas hordas de jovencit@s dispuestos a comerse el mundo y que, sin puntos de referencia, se creen dioses a los dos días de estar en la empresa ?. ¿Saben los políticos de turno el peligro que podemos suponer decenas de miles de personas ociosas, bien preparadas, con criterio asentado, si, por ejemplo, nos diera por participar activamente en la cosa pública, o crear un grupo de presión, o plantearnos formar un grupo político?. Que no se crean que por ponernos la sopa boba nos vamos a callar. Ojito. En fin, de momento me toca despedirme de una fora de vida y afrontar otra. Y llego con ganas e impaciencia.

Salud