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miércoles, marzo 05, 2008

Educación para la ciudadanía

Estos días el Tribunal de Justicia de Andalucia ha dictado sentencia a favor de unos padres que, alegando razones morales, pedían para su hijo el derecho a la objeción de conciencia, y todo para librarse de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, una incorporación del gobierno socialista al curriculum escolar para dar a conocer derechos y deberes de los ciudadanos, pero también otras formas de moral y otras formas de vida diferentes a las que patrocina la omnipresente iglesia católica. No entiendo muy bien la sentencia y dudo de la imparcialidad de los jueces. Así de claro. Porque la Educación para la Ciudadanía está establecida como asignatura obligatoria para todos los alumnos y sigue directrices vigentes en la Unión Europea.
Pero más allá de ese debate jurídico-administrativo, que lo hay, y supongo que seguirá su tortuoso camino de un tribunal a otro, lo que me llama la atención es la desfachatez de la familia reclamante. Se dice católica y como tal opuesta a que su hijo reciba enseñanzas contrarias o discrepantes, o peor aún, distintas a su religión. Se atrinchera en la defensa de un supuesto derecho negándole a su hijo el derecho legítimo a conocer todo lo que tiene que saber sobre convivencia, derechos y libertades, opciones personales, diversidad cultural, distintas opciones de libertad....Se les debería multar por ello, por ocultarle a su hijo que más allá del mundo cerrado y beato que le ofrecen hay otros mundos de los que tiene que tener noticia, no para que se incorpore a ellos (que sería bien libre de hacerlo) sino para que aprenda a respetarlos.
Pero me temo que esa línea no le interesa a esa familia católica, que seguro milita entre las que quieren imponernos a todos su propia línea, su propia moral, su pensamiento único, o sea, salvarnos a la fuerza.
El problema de todo esto, más allá de la sinrazón de esos obtusos, es que se abre una vía peligrosa si se acepta el supuesto derecho a objetar sobre las enseñanzas consideradas básicas para la educación y la convivencia social. Porque no sé por qué se le ha de conceder ese derecho a un católico ultra escudado en su moral y no puede cualquier otro objetar las ciencias sociales o naturales, la historia (porque no le guste le versión de los textos oficiales), la física o la química, o las matemáticas (porque son un peñazo). Si se acepta lo primero cualquier otra razón sería igualmente legítima porque no hay ningún baremo que coloque a la moral católica por encima de cualquier otro argumento. Sería el despiporre y el colapso del sistema educativo. Y esos jueces del Tribunal Supremo de Andalucia deberían andarse con más cuidado a la hora de cuestionar una ley orgánica y argumentar muy bien la tutela de semejante derecho en perjuicio de otros igualmente defendibles.
Esperemos que al final el Supremo imponga un poco de sensatez. De cualquier forma y para acabar con tanta pijada, sería bueno que estas belicosas familias católicas y organizaciones paralelas tuvieran que pagar costas y una buena multa cada vez que se desestime alguna de sus ocurriencias. Veríamos si entonces no se iban a tentar más la cartera y dejarían su moral justo donde debería estar, en su ámbito privado.
¡PAIS¡


Salud

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