ORHAM PAMUK
Me cuento entre los lectores que han tenido el placer de acercarse a algunas de las obras de Pamuk. Concretamente a "Mi nombre es rojo" y a "Nieve", especialmente impactante esta última. Así que, de alguna manera, me siento confortado por ese premio Nobel que ha recibido. Se lo merece sin duda, no solo por su calidad litaria, que la tiene, sino porque es una figura imprescindible de esa Turquía que quiere acercarse a los valores europeos e integrarse en la UE. Unos valores que van desde el respeto a las culturas y modos de vida hasta el escupuloso cumplimiento de todas las libertades.
Pamuk es un luchador nato, un escritor comprometido y como tal digno de recibir el apoyo internacional y el impulso a toda una sociedad que, desde el laicismo estatal, quiere mostrar al mundo la mejor cara de la cultura musulmana, la de la tolerancia y el respeto a las diferencias.
Es un esfuerzo admirable el que realiza esa parte de la sociedad turca y ese es el auténtico modelo de convivencia, frente a guerras preventivas y demas mandangas made in Bush.
Otro asunto es el oportunismo o la oportunidad, según se mire, del jurado de los Nobel. Porque un premio de Literatura debe ser sobre todo eso, y los últimos años parecen dejarse llevar por impulsos distintos. Afortunadamente no yerran en cuanto a la calidad de los que eligen, pero quizá deberían ampliar su mirada y ser más abiertos a la creación que se realiza en lugares bien distintos del mundo.
Felicidades a Pamuk y salud para todos.
Pamuk es un luchador nato, un escritor comprometido y como tal digno de recibir el apoyo internacional y el impulso a toda una sociedad que, desde el laicismo estatal, quiere mostrar al mundo la mejor cara de la cultura musulmana, la de la tolerancia y el respeto a las diferencias.
Es un esfuerzo admirable el que realiza esa parte de la sociedad turca y ese es el auténtico modelo de convivencia, frente a guerras preventivas y demas mandangas made in Bush.
Otro asunto es el oportunismo o la oportunidad, según se mire, del jurado de los Nobel. Porque un premio de Literatura debe ser sobre todo eso, y los últimos años parecen dejarse llevar por impulsos distintos. Afortunadamente no yerran en cuanto a la calidad de los que eligen, pero quizá deberían ampliar su mirada y ser más abiertos a la creación que se realiza en lugares bien distintos del mundo.
Felicidades a Pamuk y salud para todos.
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