COREA DEL NORTE
Al final lo hizo. Ese patético personaje, que no sale en público sin sus alzas de diez centímetros, con pasmosa fama de playboy, Kim Jong-il, se ha puesto a jugar a la guerra atómica. Ha realizo una explosión de pequeña monta, pero lo suficientemente ruidosa para poner a la diplomacia mundial al borde de un ataque de nervios.
Dicen los analistas que este extraño dictadorzuelo, empeñado en un extravagante desvario en el que el pagano, como siempre, es el pueblo, lo único que quiere es llamar la atención. Es como el niño mimado que quiere ser siempre el centro de la foto y cuando no lo consigue rompe algo.
Esta vez se ha puesto a tocar los cataplines con una bombita atómica, que ha acojonado bastante a los vecinos, pero que tampoco va más allá de desafiar a la comunidad internacional y desde ese minúsculo país decirle a Washington que lo importante es que hable con él cara a cara.
Tiene un clarísimo complejo de grandeza, se nota que su padre, otro dictadorzuelo del carajo que fue por la vida envuelto en el mando del estalinismo, no le dió los azotes pertinentes ni le supo poner en su sitio.
Nunca mejor dicho aquello de que tal palo tal astilla. Y lo pagamos todos. La verdad es que esa llamada de atención podría conseguir que de una vez Washington se siente a negociar, superando veinte años de diplomacia inútil y meses de negociaciones a seis bandas que no han servido para nada.
En todo caso, esta crísis, que se veía venir desde hace tiempo, y que es solo un aperitivo de la iraní, sirve una vez más para dejar en pelota la descarada doble moral que hay en la comunidad internacional, el doble rasero, el doble lenguaje, en resumen la doblez total que preside las relaciones en el mundo. Unos amparándose en el derecho a tener armas nucleares como las tienen otros, y los que las tienen diciendo que las que hay ya son más que muchas y que nadie mas, pero eso sí que las suyas no se las toquen.
Difícil debate y además hipócrita. Y a todo esto, Israel condena la explosión norcoreana. No figura, israel, oficialmente, entre los tenedores de semejante arma, pero todo el mundo sabe que la tiene. ¿De qué van?. Para hipócritas ya tenemos a los grandes.
Salud
Dicen los analistas que este extraño dictadorzuelo, empeñado en un extravagante desvario en el que el pagano, como siempre, es el pueblo, lo único que quiere es llamar la atención. Es como el niño mimado que quiere ser siempre el centro de la foto y cuando no lo consigue rompe algo.
Esta vez se ha puesto a tocar los cataplines con una bombita atómica, que ha acojonado bastante a los vecinos, pero que tampoco va más allá de desafiar a la comunidad internacional y desde ese minúsculo país decirle a Washington que lo importante es que hable con él cara a cara.
Tiene un clarísimo complejo de grandeza, se nota que su padre, otro dictadorzuelo del carajo que fue por la vida envuelto en el mando del estalinismo, no le dió los azotes pertinentes ni le supo poner en su sitio.
Nunca mejor dicho aquello de que tal palo tal astilla. Y lo pagamos todos. La verdad es que esa llamada de atención podría conseguir que de una vez Washington se siente a negociar, superando veinte años de diplomacia inútil y meses de negociaciones a seis bandas que no han servido para nada.
En todo caso, esta crísis, que se veía venir desde hace tiempo, y que es solo un aperitivo de la iraní, sirve una vez más para dejar en pelota la descarada doble moral que hay en la comunidad internacional, el doble rasero, el doble lenguaje, en resumen la doblez total que preside las relaciones en el mundo. Unos amparándose en el derecho a tener armas nucleares como las tienen otros, y los que las tienen diciendo que las que hay ya son más que muchas y que nadie mas, pero eso sí que las suyas no se las toquen.
Difícil debate y además hipócrita. Y a todo esto, Israel condena la explosión norcoreana. No figura, israel, oficialmente, entre los tenedores de semejante arma, pero todo el mundo sabe que la tiene. ¿De qué van?. Para hipócritas ya tenemos a los grandes.
Salud
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home