Desencanto
No sé si será la vuelta del calor, la tan aireada y pertinaz sequía, o el hecho de que los años empiezan a pasar factura y ya nada le entretiene a uno, y poco le emociona. De lo que hablo es de un cierto desencanto político y vital a la vista del panorama que tenemos alrededor.
Y es que uno, después de muchos años de ideas firmes y voto menos firme pero igual de fiel, se plantea ahora si merece la pena. Y ese si merece la pena, y es lo más preocupante, no viene acompañado esta vez por esa inquietud que nos pone enseguida a buscar una alternativa. Ya digo, será la calor, pero a uno le empieza a importar un rábano casi todo, empezando por nuestra vida política.
He sido fiel, lo confieso, en voto, y durante muchos años y contratiempos, a los socialistas. Y no porque fuera militantes, sino porque me parecía, en tiempos pragmáticos, la única opción que merecía algo la pena. Pero visto lo visto a uno se le ponen los pelos como escarpias.
Que me perdone Guerra o FG, pero al pSOE no le conoce ni la madre que lo pario. Y es que con tanto barón y tanta baronía (entiéndase esta como nación, nacionalidad, región o como quiera denominarse, no hay quien se aclare. Y ya me jode tener que darle, aunque sea de rebote, una cierta razón al Rajoy cuando dice eso del guirigay. No hay discurso unitario, sino caja de grillos; no hay un planteamiento serio de futuro y una oferta social atractiva que fije objetivos concretos y nos haga mirar con algo de ilusión al futuro. E insisto, el ZP está que se sale, pero delante del espejo. Mucha imgane y poco contenido. Como una MISS.
La alternativa política es, que me perdonen, impresentable. Dejados aparte los especímenes del RH y el Carod rasgándose las vestiduras porque desde Salamanca le quieren llevar al paredón, el espectáculo al que asistimos en Galicia, y sobre todo sus respectivos coros mediáticos, dá bochorno y ganas de o meterse en la cama o marcharse al Caribe, creo que optaré por estó último si reuno los euros pertinentes.
¡Qué desencanto¡¡Que desaliento¡. A ver si llegan las vacaciones y nos relajamos un poco.
Salud (y cuidado con el agua, lo digo por la sequía).
Y es que uno, después de muchos años de ideas firmes y voto menos firme pero igual de fiel, se plantea ahora si merece la pena. Y ese si merece la pena, y es lo más preocupante, no viene acompañado esta vez por esa inquietud que nos pone enseguida a buscar una alternativa. Ya digo, será la calor, pero a uno le empieza a importar un rábano casi todo, empezando por nuestra vida política.
He sido fiel, lo confieso, en voto, y durante muchos años y contratiempos, a los socialistas. Y no porque fuera militantes, sino porque me parecía, en tiempos pragmáticos, la única opción que merecía algo la pena. Pero visto lo visto a uno se le ponen los pelos como escarpias.
Que me perdone Guerra o FG, pero al pSOE no le conoce ni la madre que lo pario. Y es que con tanto barón y tanta baronía (entiéndase esta como nación, nacionalidad, región o como quiera denominarse, no hay quien se aclare. Y ya me jode tener que darle, aunque sea de rebote, una cierta razón al Rajoy cuando dice eso del guirigay. No hay discurso unitario, sino caja de grillos; no hay un planteamiento serio de futuro y una oferta social atractiva que fije objetivos concretos y nos haga mirar con algo de ilusión al futuro. E insisto, el ZP está que se sale, pero delante del espejo. Mucha imgane y poco contenido. Como una MISS.
La alternativa política es, que me perdonen, impresentable. Dejados aparte los especímenes del RH y el Carod rasgándose las vestiduras porque desde Salamanca le quieren llevar al paredón, el espectáculo al que asistimos en Galicia, y sobre todo sus respectivos coros mediáticos, dá bochorno y ganas de o meterse en la cama o marcharse al Caribe, creo que optaré por estó último si reuno los euros pertinentes.
¡Qué desencanto¡¡Que desaliento¡. A ver si llegan las vacaciones y nos relajamos un poco.
Salud (y cuidado con el agua, lo digo por la sequía).
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