DEMASIADO RUIDO

Todos sabemos muy bien que con la llegada del verano, sube el nivel de ruidos y parece como si el calor ejerciera de altavoz de todos y cada uno de ellos. Y si no que se lo pregunten a los que viven en esos pueblos y ciudades donde campan a sus anchas las motoretas con el escape más o menos manipulado, que participan en una estúpida e inútil competición por ver quien se hace notar más.

Pero si ya tenemos ruidos, muchos, habituales en el verano, este viene acompañado por otros que pueden más que contribuir al atolondramiento general. Véase por ejemplo la manifestación del sábado en Madrid, donde muchos miles gritaron hasta el éxtasis contra el gobierno y su supuesta intención de negociar con Eta. Uno se queda pasmado al ver en primera línea a todos esos mandamases peperos, que hace un año acusaban a los opositores a la guerra de Iraq, convertidos de pronto en pancarteros, con la fe y el empeño además de los conversos. Daba un poco de vergüenza ajena ese desfile de la caverna, utilizando a los muertos de todos contra el país, sin escrúpulo alguno y todo por una bastarda maniobra de acoso y derribo a los de ZP-

Mucho ruido también en Madrid al día siguiente. Con una Aguirre y un Gallardón dándose un baño de populismo en la Castellana, tratando de embaucar a miles de ciudadanos con una ilusión que es sólo eso, ilusión, como demostró ayer el informe del COI que deja a Madrid de tercerona tras Paris y Londres.

Pero para ruidos, las expresiones soeces con las que estos días nos regala desde Galicia el incombustible Fraga. Había guardado las formas el buen hombre durante muchos años, pero está desmelanao. Será que no le salen las cuentas y teme una salida con derrota a tantos años de vida pública.

Y de Africa, además de más calor, nos llega también la algarada de un grupo de progres, adalides de la causa saharaui, que sabedores de que los alauitas no les iban a permitir desembarcar en El Aiun para su meritoria labor de agitación (no hay que darle muchas vueltas, una dictadura es una dictadura), decidieron emular el desembarco que hace unas semanas realizaron en Cuba los anticastristras internacionales. Unos y otros, aparte de chupar cámara, no consiguieron nada. Eso sí, hacen ruido, mucho.

Menos mal que hay otros ruidos menos desagradables, como los de esos pescadores del norte que, aunque sea por salvaguardar sus economías, no han dudado en plantarse en Madrid para que pare el genocidio de la anchoa. Tampco estuvo mal el paso por Badalona y Madrid del Springsteen, en un concierto que temía pelín coñazo, pero que fue todo lo contrario, con un disco además de los de guardar con cuidado.

Y menos mal que se acercan las vacaciones. No sé ni adonde iré a parar, pero sí sé cuando.

Salud