CRUELDADES DE ESTADO
El de la foto se llamaba Orlando Zapata Tamayo. Llevaba desde 2003 en una prisión cubana, condenado por disidente. Era miembro del Movimiento Alternativa Republicana y había sido condenado junto con otros setenta disidentes a penas de hasta 28 años de cárcel. Una condena durísima e inexplicable para alguien que se sale del carril, y más cuando lo hace en plena agonía del régimen. Orlando se había declarado en huelga de hambre el pasado mes de diciembre y le apretaron las tuercas, al negarle durante días el agua, lo único que aceptaba ingerir. Cuando los responsables carcelarios se dieron cuenta de que el asunto se les iba de las manos lo ingresaron en un hospital de La Habana e intentaron forzar su alimentación. No les resultó. Orlando murió ayer. Por reclamar que se le reconociera el estatus de preso de conciencia. ¿Cómo alguien puede morir por eso?. ¿Cómo un régimen político puede ser tan cruel para permitir una cosa así?. Los estertores del castrismo deparan estas atrocidades y está por ver cuantas mas.
El horror lo cambiamos por una sonrisa emocionada cuando nos enteramos del reencuentro de un padre con su hijo, secuestrado este último por los esbirros de la dictadura argentina. Francisco Madariaga, que durante más de treinta años se llamó Alejandro Gallo, llevaba años con dudas sobre su identidad. Dudas que le llevaron a la sede de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Allí pudo confirmar lo que sospechaba, que era hijo de una detenida desaparecida. Que había nacido en un centro de internamiento y que los Gallo, él un oficial de inteligencia durante la dictadura, lo habían adoptado de aquella manera. Uno apenas puede imaginar la tremenda emoción que debió suponer el reencuentro entre Francisco y su padre Abel Madariaga, montonero al igual que su madre pero que tuvo más suerte, porque logró huír y exiliarse en Suecia. Abel le llevaba buscando desde 1983. "Tener un hijo desaparecido es como tener un agujero en el alma", dice una de las Abuelas de esa organización que sigue tratando de aclarar el destino de entre 18000 y 30000 desaparecidos durante la dictadura.
La perseverancia tiene premio a veces. Otras, como en España,se vuelve contra los que quieren investigar el pasado. Esos crímenes sin castigo que se insiste en tapar con la transición, pero que no pueden permanecer impunes. Es cuestión de justicia, aunque algunos de sus representantes hagan todo lo posible para obstaculizarla y acabar con quien, como el juez Garzón, todavía confía en ella. Ánimo. Los estados son poderosos y temibles, pero la voluntad humana lo es más.
Salud
Etiquetas: Argentina, CUBA, desaparecidos, disidentes, Francisco Madariaga, GARZÓN, Orlando Zapata
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