CRÍSIS
De toda esta histeria generada, entiendo, en su mayor parte por la negligencia de ciertos banqueros (¿o todos?), que lleva asociada la explosión de la burbuja inmobiliaria y un sinfín de daños colaterales, lo que más me preocupa es la cantidad de personal que se ve forzado al paro. Se acaban de conocer en España los datos del paro registrado del último mes, que como todo el mundo sabe son menores que los reales, que apuntan un tres por ciento más, es decir dos millones seiscientas venticinco mil trescientas sesenta y ocho personas que están contada en el INEM. Casi cien mil más que el mes anterior. Una cifra que debería resultar inaguantable para cualquier sociedad que se precie, y cualquier gobierno que tenga un mínimo de vergüenza.
ZP y cía están desaparecidos. Tienen medios, recursos y posibilidades suficientes para aliviar la situación, sin pasar necesariamente por el subsidio. Pero parece que prefieren mirar para otro lado, no vaya a ser que se les descuadren las cifras macro y tengamos un disgusto con Bruselas y menos querencias entre los inversores internacionales. Zapatero se esconde, habla poco, ahora que es necesario lo contrario, y lo más que se le ocurre decir es que no está de acuerdo con la minicumbre de París convocada por Sarkozy. ¡Será porque no le han invitado!.
Y que decir de la oposición: en vez de arrimar el hombro e intentar sumar y dar tranquilidad, ahí están con su discurso derrotista, alentando el pánico hasta de los pequeños ahorradores e intentando una cita con Zapatero siempre que este, faltaría más, acepte sus imposiciones económicas.
Hay un personaje especialmente rastrero en todo este decepcionante panorama. Y es, no podía ser de otra forma, mi querida Espe Aguirre, la presidenta de la comunidad de Madrid. Lleva años pavoneándose de lo bien que va la economía madrileña, de como la confianza en su gobierno pepero genera más y más empleo, de que su gestión solo trae bienestar, y ahora, cuando pintan bastos se abstiene de toda responsabilidad y le echa la culpa, cómo no, al gobierno de Zapatero, de que Madrid esté entre las comunidades donde más crece el paro. ¡Ay! Espe, aquellas alegrías que tantas comisiones te proporcionaron, traen ahora estas penas que, por supuesto, no sufres tu, sino las decenas de miles de madrileños que tienen que pasar por el Inem porque la tierra prometida resultó ser un erial.
En el caldo revuelto de la crísis nadan además, y muy a gusto, todo tipo de profetas y malintencionados que están generando un clíma de cierta angustia social y desconfianza. Es una hijoputada difundir (Cope nuestra) comentarios del tipo de que los depósitos bancarios están en peligro y de que ninguna entidad está a salvo, o que si Solbes, ministro de Hacienda, dice que no hay que preocuparse, hay que atarse los machos. Entre la carroña periodística y la política vamos aviados. ¡Qe Bush y su santo Congreso lo arreglen pronto y, que por una vez, los curritos no seamos los paganos de tanta borrachera financiera!
Salud
ZP y cía están desaparecidos. Tienen medios, recursos y posibilidades suficientes para aliviar la situación, sin pasar necesariamente por el subsidio. Pero parece que prefieren mirar para otro lado, no vaya a ser que se les descuadren las cifras macro y tengamos un disgusto con Bruselas y menos querencias entre los inversores internacionales. Zapatero se esconde, habla poco, ahora que es necesario lo contrario, y lo más que se le ocurre decir es que no está de acuerdo con la minicumbre de París convocada por Sarkozy. ¡Será porque no le han invitado!.
Y que decir de la oposición: en vez de arrimar el hombro e intentar sumar y dar tranquilidad, ahí están con su discurso derrotista, alentando el pánico hasta de los pequeños ahorradores e intentando una cita con Zapatero siempre que este, faltaría más, acepte sus imposiciones económicas.
Hay un personaje especialmente rastrero en todo este decepcionante panorama. Y es, no podía ser de otra forma, mi querida Espe Aguirre, la presidenta de la comunidad de Madrid. Lleva años pavoneándose de lo bien que va la economía madrileña, de como la confianza en su gobierno pepero genera más y más empleo, de que su gestión solo trae bienestar, y ahora, cuando pintan bastos se abstiene de toda responsabilidad y le echa la culpa, cómo no, al gobierno de Zapatero, de que Madrid esté entre las comunidades donde más crece el paro. ¡Ay! Espe, aquellas alegrías que tantas comisiones te proporcionaron, traen ahora estas penas que, por supuesto, no sufres tu, sino las decenas de miles de madrileños que tienen que pasar por el Inem porque la tierra prometida resultó ser un erial.
En el caldo revuelto de la crísis nadan además, y muy a gusto, todo tipo de profetas y malintencionados que están generando un clíma de cierta angustia social y desconfianza. Es una hijoputada difundir (Cope nuestra) comentarios del tipo de que los depósitos bancarios están en peligro y de que ninguna entidad está a salvo, o que si Solbes, ministro de Hacienda, dice que no hay que preocuparse, hay que atarse los machos. Entre la carroña periodística y la política vamos aviados. ¡Qe Bush y su santo Congreso lo arreglen pronto y, que por una vez, los curritos no seamos los paganos de tanta borrachera financiera!
Salud
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