SÁBADO.-IAN McEWAN

Aunque escribo esto en domingo,lo voy a hacer sobre "Sábado", la novela de Ian McEwan, que describe un día distinto en la vida aparentemente estable de un neurocirujano londinense. Dudas sobre la estabilidad de una vida si tenemos en cuenta que se asoma en pelotas a un balcón , con un frio tremendo, a causa del insomnio y para ver un avión en llamas que desciende hacia Heathrow. Ese es el aperitivo de una jornada en la que hará el amor con su mujer, jugará al squash y recibirá a su suegro por la noche. Hasta ahí todo aparentamente normal, si no fuera porque ese día Londres se ve invadida por una millonaria masa de manifestantes contra la guerra de Iraq, y el prota tendrá un incidente de tráfico que pondrá su vida y la de su familia contra las cuerdas casi al final del día.

Argumento tan exquisito sirve de marca para una reflexión del autor sobre el compromiso político o su falta, la justicia de declarar una guerra contra un tirano para evitar males mayores, la deriva de las vidas de los que te rodean....Y todo desde la frialdad propia de McEwan que no pierde la ocasión de deslumbrarnos con sus conocimientos sobre neurocirugía, o determinada enfermedad mental, o alta poesía británica.

No me ha gustado. Lo digo sin rubor y en voz alta, porque otras obras anteriores si que me gustaron. Pero me dá la impresión de que McEwan, disfrazado en cuentacuentos de una vida aparentemente normal, aunque eso sí con cierto toque de sofisticación, intentan o, mejor, pontifica para defender el pensamiento único y la doctrina belicitga anglo-norteamericana, poniendo en boca de la hija del protagonista unn pacifismo que ve infantiloide y propio de la inocencia juvenil-

Mal andan los intelectuales europeos que, salvo honrosos casos, intentan disimular su adhesión al régimen y pensamiento de turno tras una novela que incumple una de las normas básicas, la de entretener. Porque Sábado es sobre todo una novela aburrida, a ratos pretenciosa y a ratos demasiado previsible, y Ian McEwan tiene ya bastante bagaje para ofrecernos algo con mucha más calidad. Lamento verdaderamente haberme gastado la pasta en semejante bodrio.

Para no dejar mal sabor de boca, hago una recomendación. El "Aníbal" de Gisbert Haefs, que medio nos regaló El País en su colección de novela histórica. Un fascinante ejercicio de recreación de aquellos líderes púnicos (Amilcar, Asdrubal, Anibal...)que llegaron a poner contra las cuerdas a la naciente potencia romana. En medio de una riquísima y detallada inmersión en lo que debió ser la cultura y la vida en Cartago y toda la oikumene, deja caer el autor verdades política de envergadura, que van desde el respeto a lo diferente, en todas sus variantes, y la posibilidad de que los conflictos e intereses puedan resolverse mediante la negociación y el diálogo. Ideas milenarias, casi siempre medioahogadas en sangre, que siguen plenamente vigentes. Son de esos libros que le reconcilian a uno con la literatura y las ideas de los otros.

Salud