Y AHORA..¿QUÉ?
Las calles fueron ayer un clamor. Cientos de miles de personas, quedándonos cortos, se echaron a las calles en más de cien convocatorias por toda España, para exigirle al gobierno que pare la reforma laboral y negocie. Y el gobierno, como era de esperar, mira para otro lado, intenta minimizar el impacto y se instala, aparentemente en un no obstinado que solo puede acabar mal.
La de ayer no fue una huelga general. Nadie lo esperaba. Ni siquiera los sindicatos. Pero sorprendió porque los paros fueron más de lo esperado. España parecía un país en un día festivo, que no laborable y, digan lo que digan, la huelga afectó a muchos sectores y el seguimiento fue masivo, a pesar de la que está cayendo y las dificultades diarias de los ciudadanos.
Pero esos paros se transformaron en clamor popular por la tarde, con manifestaciones masivas desconocidas desde hace muchos años en muchos lugares. Y el gobierno debería tomar nota.
Probablemente la prepotencia de estos recién llegados al poder les tentará para hacer oídos sordos a este plantón popular, pero es una señal más de su rápido deterioro que más temprano que tarde les pasará factura.
Probablemente la prepotencia de estos recién llegados al poder les tentará para hacer oídos sordos a este plantón popular, pero es una señal más de su rápido deterioro que más temprano que tarde les pasará factura.
No se puede mirar solo a los mercados. Hay que atender a la ciudadanía y esta, masivamente, ayer dijo muy claro y alto que las cosas no se hacen así. Que hay alternativas y que, en todo caso, y ante una situación tan crítica lo deseable, lo justo, y lo que traería más posibilidades de éxito, sería negociar todas y cada una de las medidas.
No suele ser lo habitual, así que es de temer una mayor revuelta social en las próximas semanas a medida que el gobierno vaya desvelando los nuevos recortes que haberlos los habrá.
Pues que se vaya poniendo las vendas, porque la gente, se palpaba ayer en el ambiente, empieza a estar muy harta sobre todo porque es consciente que se le hace pagar los platos rotos de los desmanes de otros.
Si Rajoy se empeña en no escuchar lo va a tener crudo. Con prepotencia y chulería las cosas no van a buen puerto.
Salud
Etiquetas: Huelga general 29-M, Rajoy, sindicatos
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