29M- HAY RAZONES

Las fechorías que está cometiendo este gobierno de Rajoy, y mira que les cunde con lo poco que lleva en la Moncloa, son de sobra conocidas y para qué insistir en ellas. Por eso no está de más esta huelga, que ya se temían, y que se la han ganado a pulso. Una huelga que va mucho más allá de una protesta contra una reforma laboral salvaje, hecha a medida de la patronal y que pretende enterrar todos los derechos conquistados por los trabajadores en las últimas décadas. De golpe y porrazo se lo cargan todo: el diálogo; la negociación; los sacrificios hechos por los trabajadores en otras crisis, con salarios por debajo de la inflación; los beneficios sociales conseguidos casi siempre a cambio de renunciar a una parte de la subida salarial; la seguridad laboral; el amparo a los más débiles frente a las tropelías de los que no tienen escrúpulos.

No sor

prende a nadie que este gobierno se ponga al lado de los que más pueden y tienen; que les haga el trabajo sucio. Todo en nombre de la supuesta libertad de mercado que se está convirtiendo en tiranía de la patronal. Decía que además de contra esa reforma laboral esta huelga tiene sentido para enfrentarse a la demolición del estado del bienestar que, con la excusa de la crisis económica, está llevando a cabo el ejecutivo con una premura y una amplitud escandalosas.

No todo tiene justificación. La crisis no puede acabar con todo porque sí. Hay que preservar lo construido aunque se tarde más en pagar la deuda. Es de cajón. Pero está claro que hay intereses detrás de esta maniobra. Interesas que, aunque suene a demagógico, son conocidos por todos y que se resumen en la sacrosanta palabra de estos conservadores nuestros: privatización. O lo que es lo mismo, negocio para los suyos, aunque sea en asuntos tan de interés de todos como la educación y la sanidad.

Rajoy ha perdido el norte, posiblemente presa de los halagos de los más poderosos. El toque en Andalucia y Asturias parece que no es suficiente. Y a la huelga general ha dicho ya que ni caso.

Bueno, ya veremos. De bravucones está llena la basura en la historia.